Brasil y las tres bes: Biblia, bala, bueyes
De nuevo, la estrategia ultraderechista: deslegitimar sus derrotas
Olga Merino
Periodista y escritora
Escritora y periodista. Master of Arts (Latin American Studies) por la University College of London (Beca La Caixa/British Council). Fue corresponsal de EL PERIÓDICO en Moscú en los años 90. Profesora en la Escola d'Escriptura de l'Ateneu Barcelonès. Su última novela: 'La forastera' (Alfaguara, 2020).
El domingo por la noche, aún estaba ‘in albis’ cuando encendí el móvil al salir del teatro y saltó un wasap.
—¿Has visto el asalto al Congreso en Brasil? Riadas de gente.
Aunque se venía oyendo el runrún, costaba dar crédito. En efecto, como en un atroz reflejo especular, se repetía la misma pesadilla que el 6 de enero de 2021 en Washington, cuando centenares de adeptos trumpistas irrumpían en el Capitolio para impedir que se ratificara la victoria de Biden en las presidenciales. Más grave aún en Brasil, puesto que la asonada de los más radicalizados seguidores de Jair Bolsonaro no solo arremetió contra el poder legislativo, sino también contra el Tribunal Supremo y el palacio presidencial. Enfundados en camisetas de la selección brasileña, envueltos en la bandera verde y amarilla del país, la misma que luce el lema ‘Ordem e progresso’, se dedicaron a perpetrar destrozos y robos en nombre del patriotismo. En autocar, a gastos pagados, con el Ejército mirando a Estambul.
Esconder la mano
Bolsonaro, el Trump tropical, permanece en Florida tras el alta hospitalaria. Tiró la piedra y escondió la mano, condenando el asalto tarde y con la boca pequeña. Si abandonó el país el 30 de diciembre no fue tanto por esquivar el traspaso del testigo a su sucesor, Lula da Silva, como por haber perdido la inmunidad parlamentaria. Sigue sin aceptar la victoria de su contrincante, una estratagema que sedimenta en la ultraderecha: impugnar las derrotas deslegitimándolas.
Tergiversaciones
Desde que accedió a la presidencia en 2018, aupado en la crisis económica, la corrupción, la mentira y la receta populista de jibarizar problemas complejos, Bolsonaro se ha dedicado a minar el sistema democrático desde dentro. Se apoyó en tres pilares, los tres grupos de presión que modelan la vida política de Brasil desde su regreso a la democracia, en 1985: las iglesias evangélicas (y millonarias), el sector armamentístico y el agronegocio, los llamados ‘ruralistas’, los grandes productores de soja y la ganadería intensiva, principal causante de la deforestación en la Amazonia. O sea, las tres bes: la Biblia, la bala y los bueyes. Sin plan ejecutivo alguno, la cuarta be, Bolsonaro, ha gobernado para ellos. Lo explica diáfanamente el periodista británico Richard Lapper en el ensayo ‘Beef, bible and bullets’. Lapper dice ahora que el golpe fallido ha fortalecido a Lula. Ojalá.
Por cierto, mientras pasaba lo que pasaba en Brasil, estaba viendo en el Teatre de l’Akadèmia ‘Himmelweg’ (‘Camino del cielo’), del dramaturgo Juan Mayorga. La obra invita a reflexionar sobre la manipulación, las tergiversaciones, la necesidad de interponer la duda cartesiana, de convertirnos en ciudadanos críticos cuando la realidad se teatraliza.
Suscríbete para seguir leyendo
- Una intensa granizada impacta en Barcelona y el litoral catalán
- El SMS que Hacienda está enviando a todos los que han hecho esto en su declaración de la renta
- Sumergir los pies en vinagre, la nueva tendencia que arrasa: estos son sus beneficios
- Catalunya rechaza el reparto de menores no acompañados llegados a Canarias que propone el Gobierno
- Encuesta elecciones Catalunya: El PSC se afianza en cabeza y Junts toma la delantera en su pulso con ERC
- Saltan las alarmas por el estado de salud de uno de los Mozos de Arousa
- Una familia recupera la titularidad de un piso de Girona tras varios intentos de desahucio
- Un luchador iraní es golpeado por el público y suspendido de por vida tras pegar una patada a una chica en el ring