Apunte
El IVA que no se va
Algunos productos no solo no han bajado de precio en algunos establecimientos sino que han subido
Agustí Sala
Redactor jefe de Economía
Además de El Periódico, trabajé de 1989 a 1990 en La Economía 16, como responsable de Economía en el Diari de Barcelona, de 1989 a 1990; en la sección de Economía de TVE Catalunya de 1987 a 1989, en Antena 3 de Radio, de 1985 a 1987 y en el Diari Menorca, de 1983 a 1985 y Radio 80-Menorca. Además la licenciatura en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona (1992-1986), tengo un posgrado en dirección general (PDG) 2011-2012y un curso de Márketing Digital y Redes Sociales por la EAE Business School
El primer día hábil de este 2023, el pasado lunes, me encaminé a comprar las dos barras de pan de medio que adquiero a diario en el mismo establecimiento. Cada barra me costó 1,20 euros, es decir, 2,40 las dos. Era exactamente lo mismo que había pagado el último día hábil de 2022, el 31 de diciembre. Ni rastro de la exención del IVA del 4% en los productos básicos, entre ellos el pan, que entró en vigor el 1 de enero.
Al pagar con tarjeta, me di cuenta con posterioridad de que el precio era el mismo que antes de entrar en vigor la supresión del IVA. Al día siguiente: otra vez las dos barras de medio, pero esta vez, antes de que yo dijera nada, al pagar, la dependienta me advirtió: "Han subido a 1,25 euros, es decir, las dos, 2,50".
Mi pregunta: "¿Y lo del IVA?". Respuesta: "Nos han dicho que han subido los costes y entre una cosa y la otra, el precio final sube". En resumen, en vez de bajar a 1,056 cada barra de medio ha subido a 1,25, el 4% con respecto a 2022 y más del 18% con respecto a lo que debería ser sin el IVA que, o se ha quedado pegado al producto como cuando pisamos un chicle en la calzada o se lo han quedado como parte del margen. Pueden parecer cifras pequeñas pero multipliquen por los días de la semana que van a comprar el pan y por las semanas que tiene el mes. Quizás es andecdótico, pero me temo que no tanto.
La vicepresidenta y ministra de Economía, Nadia Calviño, fue contundente la semana anterior: «Confío en que el sector, que además es muy consciente de que tiene una responsabilidad especial en este momento, colabore y transmita esta bajada de los precios, que va a notarse inmediatamente en los bolsillos de las familias españolas, y si no, la CNMC tendrá una indicación muy clara de vigilarlo y habrá sanciones si no se cumple».
El problema es que sin dotar a la CNMC de más recursos poco podrá hacer para controlar que la recaudación a la que renuncia el Estado (todos) en vez de abaratar la compra de los ciudadanos-contribuyentes, se convierte en un mayor margen y, por tanto, mayores beneficios para los vendedores.
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