José Ramón Bauzá: Eurocatarí que te vi

Para qué molestarse en retratar a quienes se autorretratan en Twitter. Entrada número uno de la cuenta oficial de José Ramón Bauzá, eurodiputado de lo que queda de Ciudadanos y 'expresident' de Baleares que dejó en los huesos al PP: «En el mundo de la aviación ya están también testando la vuelta a la vieja normalidad. Hoy @qatarairways lanza su primer vuelo con pasajeros y personal de abordo (sic) 100% vacunados».

En inglés y castellano. La publicidad de una compañía privada a cargo de un europarlamentario adquiere una resonancia especial tras el estallido del Qatargate. La vicepresidenta de la Eurocámara encarcelada, Eva Kaili, viajó a países árabes junto a Bauzá, que lleva la voz cantante en las imágenes de las lujosas giras. Pero con el 'expresident' balear siempre hay más. Tuit número dos: «Profesionales sanitarios, esto os podría resultar interesante: @qatarairways sortea 100.000 billetes de avión gratis, para médicos, enfermeros, farmacéuticos... va siendo hora que la sociedad, y el sector privado, os agradezca vuestra inmensa labor (dibuje emoticono sonriente), qataraairways.com».

El tuit obliga a un par de consideraciones. Primera: Bauzá es farmacéutico, y el Tribunal Superior de Baleares le autorizó a compatibilizar la presidencia del Govern para el PP con la gestión de una farmacia que cobraba cantidades estratosféricas del Govern, invirtiendo la doctrina del mismo órgano contra una consejera socialista. Valga para quienes crean que el problema está en el Constitucional.

Segunda observación: Bauzá se dirige al pleno semidesierto de la Eurocámara glosando las excelencias de las condiciones laborales en Qatar y el hermanamiento en la inauguración del Mundial de fútbol del jeque Al Thani con el heredero saudí Mohamed Bin Salman, acreditado descuartizador. La intervención del último de Ciudadanos es tan desangelada que la presidencia viene ocupada por una de las 14 vicepresidentas. ¿Adivina cuál? Eva Kaili, claro. Están en todo; Dios los cría y Qatar los junta.

Sería indigno ocultar las innegables virtudes del jeque Bauzá. Obtuvo el mejor resultado del PP en la historia de Baleares, pero también el peor. Su gran victoria (35 de 59 escaños) se produjo en 2011, cuando nadie le conocía. Su gran derrota (20 de 59) se produjo a la primera oportunidad, cuatro años después y cuando todos desearían no haberlo conocido. Al enterarse del resultado humillante de 2015, abandonado por sus votantes, pronunció una frase que merece ingresar en los anales:

-"Ellos se lo pierden".

Antes de declararse imprescindible, había movilizado la mayor manifestación de la democracia contra una persona concreta, la suya. Bauzá logró que su política disfrazada de trilingüismo contra el catalán, lengua oficial de Baleares según el Estatut, sacara a la calle a contingentes significativos de votantes del PP. La hostilidad interna contra el eurodiputado no ha menguado desde entonces. Fue el primer 'expresident' que perdió unas primarias por el liderazgo del partido. Al desvelarse que el eurodiputado de Ciudadanos había elegido al país más generoso del mundo, véase Qatar, para establecer su altruista Grupo de Amistad, se divulgó que Feijóo deseaba recuperar a Bauzá para los populares, con el sentido de la oportunidad que caracteriza al nuevo líder de la oposición. El comentario oficial del PP balear merece ser registrado:

-"Preferimos que Bauzá se quede en Qatar".

El humor aflora en los veneros más insospechados, y es obligado singularizar a dos de los manifestantes que se sumaron en 2013 a aquella riada contra Bauzá. Entonces formaban pareja, y la deflagración espontánea que contemplaron en Mallorca contribuyó a inspirarles una idea de partido que se plasmaría con notable éxito al año siguiente. Se llamaban, se llaman, Pablo Iglesias y Tania Sánchez.

Bauzá nació en Madrid, que no tiene nada de raro, pero en su caso es como si lo hubiera elegido. Una vez que abandonó al PP que lo había desahuciado, estaba predestinado a fichar por Vox, así que se marchó a Ciudadanos. Mirando hacia atrás sin ira, Bauzá es el político perfectamente hueco, pero también es muy probable que salga del Qatargate sin un rasguño, igual que de aventuras mallorquinas que incluyeron una vinoteca. Su obra maestra en vídeo es el minuto en que intenta llorar infructuosamente por la marcha de Alberto Rivera, documento imprescindible. Y por cierto, ocho años de la nacionalista Armengol han dejado a Baleares más castellanizada que cuatro años del españolísimo Bauzá. «Facta, non verba», otro latiguillo del eurocatarí.

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