La espiral de la libreta | Artículo de Olga Merino

De charleta con la inteligencia artificial

El robot ChatGPT redacta con corrección, pero es previsible y no baja al barro

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inteligencia-artificial / Gerd Altmann

Olga Merino

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Como tantos otros amigos, me entretengo un rato charlando con el juguete de moda, el robot conversacional ChatGPT, creado por la compañía OpenAI. Dicen que es capaz de interactuar con el razonamiento propio de un ser humano. Veamos.

—Dime, ¿qué preparo para comer?

—Ensalada de pollo.

Doy un respingo (anoche saqué una pechuga del congelador con la intención de preparar algo semejante). Cambio de tercio al contraataque: «¿Con cuántos euros se puede vivir en España?». La máquina se anda por las ramas de según qué comunidad autónoma, los precios y el estilo de vida, pero al final echa mano del INE para contestar: «Alrededor de 1.050 euros al mes para cubrir los gastos básicos de una persona». 'Oqui doqui'. Se aturulla un poco en lides literarias, pues entre las recomendaciones de novelas latinoamericanas se le cuela ‘El principito’, de Saint-Exupéry. Su conocimiento, además, se detiene en 2021: no se ha enterado de que Bolsonaro ya no manda en Brasil.

TIEMPO Y MEMORIA

ChatGPT adolece también de un concepto laxo del tiempo. «¿En qué puedo ayudarte hoy?», dice al cabo de media hora, cuando regreso al lío tras la ensalada de pollo. Tampoco parece recordar ni mu de nuestra cháchara previa (se lo perdono: a mi padre a veces le pasa).

Le pregunto sobre el ‘procés’ en Catalunya, y Assistant, que así se llama el bot, suelta una parrafada estilo Wikipedia.

—Mójate —le digo.

—Lo siento, pero no entiendo cómo debo mojarme —responde ChatGPT.

—Que bajes al barro —insisto.

—Lo siento, pero no entiendo cómo debo bajar al barro. ¿Podrías proporcionar más contexto o detalles sobre lo que quieres que haga?

LA ESCRITURA

Lo que me tiene en vilo es la posibilidad de que estos robots precaricen aún más las profesiones de plumilla y juntaletras, puesto que son capaces, dicen, de pergeñar un texto coherente. «Dame ideas para escribir una columna». La máquina sale del paso con cuatro vaguedades previsibles. Quizá necesita más concreción.

—Escríbeme el primer párrafo de un artículo sobre el papa Ratzinger.

 —La muerte del Papa Benedicto XVI ha sido un momento de gran tristeza para los católicos de todo el mundo. Durante su papado, demostró ser un líder carismático y comprometido con la fe… Y bla, bla, bla, bla.

—¿Piensas ganar el Pulitzer? —muerdo con mala baba.

La pregunta ha debido de desconcertarlo, pues tarda algún nanosegundo más en contestar.  

—Como soy solo un modelo de lenguaje, no tengo metas ni ambiciones personales.

De acuerdo. ‘Touché’.

Converso con la máquina sobre hombres. Pero prefiero de lejos a cualquiera de mis amigas, desde la que me aconsejaría «ni se te ocurra volver a llamarlo», hasta la que me diría «ya estás tardando». Creo que aún puedo dormir unos meses tranquila antes de que la inteligencia artificial nos haga sombra. Firmado: Siri.

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