APUNTE

Xavi, en busca de la tecla

Xavi, en el entrenamiento que el Barça realizó a puertas abiertas en el Camp Nou.

Xavi, en el entrenamiento que el Barça realizó a puertas abiertas en el Camp Nou. / Efe

Sònia Gelmà

Sònia Gelmà

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La entrada de año es siempre una buena excusa para exigirse a sí mismo cumplir con aquello que se tiene pendiente. Ya se sabe, es cuando los que fuman se prometen que lo van a dejar y otros muchos propósitos que quedan abandonados en la cuneta en la cuesta de enero. Pero no por eso hay que parar de intentarlo. Y el Barça también tiene esos retos que arrastra desde hace ya demasiado tiempo. 

El equipo que jugó este sábado no tiene mucho que ver con el que se encontró Xavi en su debut, precisamente ante el mismo Espanyol, pero no da la sensación que se haya encontrado aún la fiabilidad necesaria para creer ciegamente en el proyecto.

Los mejores partidos de esta nueva era llegaron allá por el mes de febrero pasado. Desde entonces, han llegado fichajes y buenos partidos pero no acaba de encontrarse la tecla

Los mejores partidos de esta nueva era llegaron allá por el mes de febrero pasado, un breve espacio de tiempo que se inició con una victoria ante el Atlético y que culminó con el triunfo en el Bernabéu. Fueron apenas dos meses, pero consiguieron ilusionar a la afición, no por la posibilidad del título, que seguía pareciendo difícil, sino por la sensación de haber encontrado el rumbo perdido. Fue una especie de instante mágico que, de pronto, se esfumó. 

Proyecto a trompicones

Desde entonces, han llegado fichajes y buenos partidos pero no acaba de encontrarse la tecla. Nadie mejor que Xavi sabe lo que necesita el equipo para jugar mejor. Pero hasta el momento, el proyecto va a trompicones, como la ilusión de sus aficionados, que unas semanas creen y otras no, porque eso es lo que transmite el equipo. 

El técnico es el primero que se marca el objetivo de los títulos, pero lo que va a llevar al Barça a aspirar a esos trofeos es la construcción de un camino, la fe en una idea. Y eso se debe ver reflejado en cada partido. Los jugadores deben transmitir la sensación de que cada jugada puede ser la definitiva. Ese es el alma de un equipo. Y el derbi dejó algunas dudas respecto a esa mentalidad, necesaria para poder obtener resultados. Aquí tienen un propósito, de los que requieren constancia, porque de lo contrario, seguiremos anclados en el año pasado, y el anterior.

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