Artículo de Carlos Carnicero Urabayen

Entre las bombas de Putin y la unidad de los europeos

La trayectoria de la influencia de Pedro Sánchez en los corredores de poder de la UE es ascendente, sobre todo desde que la invasión rusa ha puesto patas arriba el mercado energético

La bandera de la Unión Europea en el edificio del Parlamento Europeo en Bruselas.

La bandera de la Unión Europea en el edificio del Parlamento Europeo en Bruselas. / STEPHANIE LECOCQ / EFE

Carlos Carnicero Urabayen

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Para la Unión Europea el nuevo año ha comenzado como terminó 2022. Los bombardeos de Rusia sobre Ucrania no han dado tregua ni para el año nuevo. Al otro lado de este nuevo telón de acero la UE continua su curso fortaleciéndose, consciente de que vive su peor amenaza desde la II Guerra Mundial. El 1 de enero Croacia se ha incorporado al euro y ha entrado en la zona Schengen, demostrando que el tren de la integración europea está perfectamente engrasado.

Estas dos tendencias estarán muy presentes cuando España asuma por quinta vez desde su entrada en la UE en 1986 la presidencia rotatoria del Consejo el próximo 1 de julio. Dado que en la primavera del 2024 se celebrarán elecciones el Parlamento Europeo, a la presidencia de la UE del gobierno de Pedro Sánchez le tocará cerrar un buen número de dosieres para que la UE pueda cerrar el ciclo legislativo en buena forma.

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha dicho recientemente que la presidencia española tendrá como prioridad absoluta la unidad de todos los europeos. En efecto, la unidad, en el actual contexto de la invasión rusa, no ha sido nunca tan importante. Salvo la nota disonante de Hungría –aunque parezca increíble, Orban es un aliado de Putin dentro de la UE–, los europeos han logrado un nivel de unidad impensable hasta hace poco. Madrid tendrá sobre sus espaldas la responsabilidad de aunar la voluntad de los europeos en este contexto especialmente difícil.

Toda presidencia de la UE puede servir para brillar en el escenario europeo de cara al público nacional. Esto, lógicamente, pesará durante los meses de la presidencia española, sobre todo si tenemos en cuenta que coincidirán con las elecciones generales, cuya fecha, se especula, podría ser el 10 de diciembre. 

El Gobierno está bien posicionado para jugar bien sus cartas en Bruselas. La trayectoria de la influencia de Pedro Sánchez en los corredores de poder de la UE es ascendente, sobre todo desde que la invasión rusa ha puesto patas arriba el mercado energético. Teresa Ribera, vicepresidenta tercera al frente de la cartera de energía, es una de las voces mas influyentes y respetadas en esta materia en Bruselas.

En los próximos días la Comisión Europea tiene previsto presentar una reforma del mercado eléctrico europeo, un dosier que tiene papeletas para generar divisiones entre los 27. La presidencia sueca de la Unión, que ha comenzado este 1 de enero, se hará cargo en el primer trance de las negociaciones, pero es probable que España herede el dosier y deba cerrarlo.

Albares ha adelantado también que el gobierno quiere impulsar durante la presidencia las relaciones con América Latina y con los países a la orilla sur del Mediterráneo. Está previsto que en julio tenga lugar en Bruselas una cumbre de líderes de la UE y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC), la primera de este tipo desde 2015.La gran incógnita sobre esta y las demás iniciativas será si el grado de crispación en la política española, sobre todo en un contexto electoral, afectará el éxito de la presidencia. 

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