Artículo de Montse Santolino

Más noches de paz

Aunque por las noticias sobre inseguridad podría parecer otra cosa, el ruido de los vecinos es con diferencia el principal conflicto en las ciudades del área metropolitana

El ruido tensiona Enric Granados: 1.695 vecinos, 1.324 sillas.
Una protesta silenciosa (a ratos) denuncia el ruido que las terrazas causan en esa calle que, aunque sin apenas tráfico, vive en permanente tensión.

El ruido tensiona Enric Granados: 1.695 vecinos, 1.324 sillas. Una protesta silenciosa (a ratos) denuncia el ruido que las terrazas causan en esa calle que, aunque sin apenas tráfico, vive en permanente tensión. / Manu Mitru

Montse Santolino

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Nochevieja es una de esas noches del año en las cuales está socialmente aceptado que los vecinos harán ruido, y que ninguna patrulla aparecerá para evitarlo. No es un tema menor. Aunque por las noticias sobre inseguridad podría parecer otra cosa, el ruido de los vecinos es con diferencia el principal conflicto en las ciudades del área metropolitana, según la última encuesta de victimización del Institut d'Estudis Regionals i Metropolitans de Barcelona.

El problema viene de lejos, pero el confinamiento y el teletrabajo nos han hecho mucho más conscientes y exigentes de bienestar sonoro. Las combinaciones, poco casuales, de gente con horarios y actividades incompatibles, y las condiciones socioeconómicas agravan la situación. El silencio es un lujo y, con las quejas por ruido, la relación inversamente proporcional lo hace evidente: se queja mucho más la gente con más nivel socioeconómico y cultural, aunque siempre hay más lío donde la gente vive amontonada en pisos enanos de tabiques de papel.

El ruido y el conflicto son inherentes a la vida urbana, pero la gestión policial de la convivencia no debería serlo porque lejos de facilitarla, la entorpece: nadie aprende a decir, ni a escuchar, ni a ceder, ni a entender. En el área metropolitana, hasta el municipio más pequeño tiene su policía local (y a cada suceso llamativo los alcaldes no tardan en pedir más efectivos), pero ni la mitad de ayuntamientos tienen servicios públicos de mediación ciudadana, ni los solicitan ni promocionan tanto como a la policía. Estudios recientes indican que, lamentablemente, un 95% de la ciudadanía no sabe que existen esos servicios. Las mismas fuentes revelan otros datos descorazonadores: solo un 27% de la población metropolitana, con sus 36 municipios, dice conocer bien a sus vecinos. Casi la mitad de los entrevistados los conoce poco o muy poco. La fuente de todas las inseguridades está ahí.

Feliz año y los mejores deseos: más noches de paz, menos punitivismo, bienvenidas las ayudas para insonorizar pisos, y ojalá mucha más interacción con nuestros vecinos y vecinas.

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