NEWSLETTER

El deseo es el tiempo

Llega el momento de brindar, dar gracias y pedir más días al año que ahora empieza

Barcelona celebra el Fin de Año con un espectáculo con la luz y el fuego como protagonistas

Barcelona celebra el Fin de Año con un espectáculo con la luz y el fuego como protagonistas / JOAN CORTADELLAS

Gemma Martínez

Gemma Martínez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Fin de año, de nuevo. Momento de brindar, dar gracias y pedir un deseo que voy a contar, aunque algunos piensen que las peticiones deben mantenerse en secreto o no se cumplen. El deseo es el tiempo. Tiempo para estar con los míos, a los que veo mucho menos de lo que querría; tiempo para mí; tiempo para contribuir al progreso de las personas sin dañar al planeta.

Tiempo para seguir disfrutando del trabajo que tanto me llena y que tanto me absorbe a la vez, tiempo para ser mejor en lo que hago; tiempo para hacer de EL PERIÓDICO un diario todavía mucho más bueno; tiempo para ver crecer a una redacción de periodistas que están cada vez más enchufados; tiempo para escribir historias ; tiempo para ustedes; tiempo para dar buenas noticias (¿el fin de la guerra? ¿la victoria contra la violencia de género? ¿el capitalismo inclusivo?); tiempo para reincidir con la newsletter Economía en Persona; tiempo para aprender a hacer cosas nuevas; tiempo para corregir lo que no funciona y me desanima; tiempo para a ratos largos dejar el móvil lejos, en silencio y boca abajo; tiempo para usar más libretas y más plumas estilográficas, cada una de un color.

Tiempo para saborear mi ciudad, la natal y la de adopción; tiempo para cuidar las plantas de mi casa –mi porción del planeta–; tiempo para empezar alguno de los libros que están en la estantería de los que todavía no he leído; tiempo para viajar, cerca y lejos; tiempo para ir a un museo antes de que se acabe la exposición que me muero de ganas de ver desde hace meses; tiempo para utilizar las suscripciones que mantengo cual si fuera una mecenas cultural y que apenas consumo; tiempo para subirme a la bicicleta que a veces no recuerda quién soy; tiempo de ver el mar y ese horizonte tan terapéutico donde pondrán encontrarme si me pierdo.

Tiempo para hacer las cosas que están pendientes desde hace demasiado –como esa visita al médico al que tengo en lista de espera–; tiempo para trabajar las cosas que me hacen daño; tiempo para relativizar; tiempo para pedir perdón y tiempo para dar gracias. Tiempo para hacer un parón y confirmar las prioridades. Tiempo. en definitiva, para tener vida ¡Feliz año a todos!  

Suscríbete para seguir leyendo

TEMAS