Artículo de Sílvia Cóppulo

De Motomami a Alcarràs, la creación artística se hace mujer

El arte no tiene género, pero, cuando la creación artística la protagoniza una mujer, me interesa mucho más

rosalia

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Sílvia Cóppulo

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Verano de 2021. ¡Qué maravilla! El Centre Pompidou de París reabría después de la pandemia con una gran exposición de 110 pintoras de los siglos XIX y XX titulada 'Elles font l’abstraction'. La luz y el color en las obras de Lynda Blengis, Georgiana Houghton, Olga Rozanova y tantas más de todo el mundo. Yo me preguntaba, atónita, cómo no las había conocido antes. La comisaria de la exposición, Christine Macel, nos dio la respuesta: “Su condición de mujer ha bloqueado su reconocimiento. Muchas artistas entraron en la abstracción, creyendo que este lenguaje portador de valores universales les permitiría escapar de la discriminación”. Erróneamente. 

En el Divan de Catalunya Ràdio, Carme Portaceli, directora del TNC, advierte un paso más: “Como mujer, si fallas un día, te sacan la recortada, te matan y te envían a la cocina”. Aunque, potente, subraya lo positivo: “A la vida le agradezco no haber tenido las cosas fáciles”. Mientras, Antònia Vicens, Premi d’Honor de les Lletres Catalanes, me mira intensamente en su casita ajardinada de Palma: “Escribir ha sido mi única libertad posible. Seré palabra”.

En mi recorrido vital de este año, he aplaudido 'La trena', adaptación teatral que Clara Segura ha dirigido magistralmente de la obra literaria de Laetitia Colombani. Tres mujeres nacidas en continentes dispares comparten un poderoso anhelo de libertad y la voluntad indestructible de vivir con esperanza e ilusión. Celebro que nuestra Rosalía sea aclamada mundialmente por su talento creativo, reimaginando la música urbana con un flamenco más que moderno: ¡Quiero ser una motomami! Y bravo por Carla Simón, que nos deslumbrara con el Oso de Oro de la Berlinale por 'Alcarràs'.

Me niego ya a visitar museos, llamados pomposamente de historia nacional, que solo cuentan la de sus reyes, hombres a caballo, dictando guerras. ¡Qué poco tienen que ver con la de sus gentes y, especialmente, la de sus mujeres! 

El arte no tiene género, pero, cuando la creación artística la protagoniza una mujer, me interesa mucho más. Por su mirada en la obra y por el tesón que la empujan. Complicidad.

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