Artículo de Álex Sàlmon

Aquella corrupción de CiU

Hará unos siete años EL PERIÓDICO abría a cinco columnas con la información que afectada a las adjudicaciones amañadas de la empresa GISA. Ahora, todo vuelve

Fachada de la empresa pública GISA en la calle de Vergòs de Barcelona.

Fachada de la empresa pública GISA en la calle de Vergòs de Barcelona.

Álex Sàlmon

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Tahar Ben Jelloun (Fez, 1944) es uno de los escritores que mejor han relatado la corrupción. No existe demasiada literatura sobre uno de los temas que manchan cada día titulares de prensa. Pero los de Jelloun son excepcionales. Uno de esos libros se titula 'El hombre roto' (Anagrama, 1994) y relata la historia de un funcionario honesto que presionado por amigos, compañeros y familia cae en el lado oscuro. Acepta un sobre por conceder una licencia de obras y, a partir de ese momento, se sitúa fuera de la ley.

Es interesante reflexionar sobre qué provoca que una persona sucumba ante la presión del entorno. Pero lo cierto es que las diferencias conceptuales, de condición humana, no difieren si el dinero es para sus arcas personales o para su partido, por ejemplo.

Ha pasado un tiempo, y parece que hablamos del siglo pasado, pero lo cierto es que hará unos siete años este diario abría a cinco columnas con la información que afectada a las adjudicaciones amañadas de la empresa GISA, a su presidente, a su director general y al entorno de la dirección de la antigua CiU. Ahora, todo vuelve.

En aquella ocasión la detención de uno de sus directivos provocó que alguien de la dirección entregara a la Guardia Civil un maletín con suficientes documentos como para que el término “presunto” fuera difícil de utilizar. Puede que su acción estuviera motivada por el miedo. O tal vez, por la sensación que un mal corrupto tiene sobre la cabeza: no haber actuado correctamente.

El protagonista de la historia de Ben Jelloun es engañado por los mismos corruptos. Porque una vez pillado entre maleantes, o te conviertes en uno de ellos o el sufrimiento te lleva por delante. Es la moraleja de las novelas del escritor marroquí, afincado en Francia, y en concreto de 'El hombre roto'.

Catalunya no se escapa a la corrupción ni a los corruptos. Diríamos que tiene matrícula de honor en esa metodología y, durante bastante tiempo, fue líder. En concreto el nacionalismo catalán que se empleó a gusto con la excusa de la patria. O la 'Nació'. La memoria es débil, pero la actualidad es puñetera. 

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