El calvo más insultado del mundo
El arte en el que Óscar Vidal se convirtió en genio más indiscutible fue el cultivo de la paciencia,
Juan Soto Ivars
Escritor y periodista
Hace ya casi 25 años que se emitió en una recóndita cadena llamada Telesierra, que por lo visto emitía desde una cantera abandonada en las montañas de Colmenar, el concurso o estafa más glorioso, penoso, ridículo, absurdo y genuino de la historia de la televisión: 'Adivina lo que es'. La dinámica del programa era muy simple: un número 906, a quinientas pesetas el minuto, que dejaba esperando más de media hora a los pardillos antes de darles paso. Cuando lograban conectar con el presentador, tenían que adivinar qué objeto se veía en la imagen emborronada del fondo de la pantalla, y el premio era algo tan ridículo como dos entradas de cine.
Eran los tiempos locos, el final de la década de los noventa, y 'Adivina lo que es”' fue uno de los prototipos de esa clase de encerronas telefónicas que iban a abarrotar las pistas muertas de difusión de la TDT años más tarde, entre videntes y tarotistas, con anuncios de chats eróticos sobreimpresos. Sin embargo, la gracia del concurso no era esta. Al no existir legislación, se emitía en horario escolar, y como tampoco existía Twitter y la gente no tenía herramientas para purgar la bilis que se acumula en nuestro interior, 'Adivina lo que es' se convirtió en un certamen adolescente de insultos con el que la juventud de la época atizaba al chivo calvorota.
El presentador era un hombre de apariencia tranquila, maduro y bien vestido (para los estándares de los años noventa, claro), que por algún motivo no trabajaba de pie o en un ergonómico taburete, sino sentado en el suelo, como un perro. Era el catalán Óscar Vidal, artista y 'performer', al que se pudo ver en aquellos años junto a Leticia Sabater, enseñando a los niños a hacer un espantoso tragabolas con un tambor vacío de detergente y “mucha imaginación”, y cuyos espectáculos de contorsionismo con caras pegadas en el pompis recibieron también algo de atención televisiva.
Sin embargo, el arte en el que Óscar Vidal se convirtió en genio más indiscutible fue el cultivo de la paciencia, bonsai que tuvo ocasión de perfeccionar hasta límites propios de Felipe González cuando 'Adivina lo que es' degeneró en aquella carrera para ver quién se cagaba en su padre con más sorna. Existe todavía en Youtube un vídeo, llamado “Mejores momentos de adivina lo que es”, que recomiendo vivamente a quien quiera sumergirse en las profundidades del insulto analógico y echarse unas risas.
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