Artículo de Marc Lamuà

Los zapatos gastados de Sílvia Paneque

A base de pisarla se puede descubrir la Girona que late debajo la pátina que se ha hecho después de años de despreocupación

silvia paneque

silvia paneque / Archivo

Marc Lamuà

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Hace unas dos semanas, acabando unas visitas puerta a puerta en el barrio de Can Gibert de Girona, una vecina que la había visto toda la mañana subiendo y bajando escaleras le dijo con afecto a Sílvia Paneque: “Chica, ¡llevas los zapatos muy gastados!”. En aquel momento mi cabeza voló hasta el acto de cierre de campaña de las últimas municipales a Girona. Aquel día me emocionó mucho que Sílvia me agradeciera la participación explicando que no había otro diputado con los zapatos más gastados en las calles de la ciudad. Un compañero que se dio cuenta de lo que me pasaba, se me acercó para saber por qué me tocaba tan adentro aquella anécdota aparentemente banal, y le expliqué de qué manera sentíamos los socialistas de Girona que tiene que ser un candidato o candidata.

Solo una persona que haya vivido y sentido todos los matices, las luces y sombras que esconde cada barrio, podrá construir la ciudad de Girona. Por eso se tiene que haber pisado cada adoquín, cada paso de peatones, cada calle y callejón. Para saber los adoquines que hay que fijar, los pasos que hay que repintar, las calles que se tienen que rehacer y los callejones que necesitan una limpieza se han tenido que gastar muchos zapatos. A base de pisarla se puede descubrir la Girona que late debajo la pátina que se ha hecho después de años de despreocupación, de enflaquecer las rentas y de olvido institucional; la ciudad que quiere sacar la cabeza para aprovechar las oportunidades, para encarar el cambio en nuestra sociedad; la Girona que reclama un plan y alguien que lo ejecute. Para hacer esto hay que haber vivido Girona, haberla palpado, haber subido todos los escalones, haber llamado puerta a puerta.

A pesar de que ahora parezca el nuevo 'prêt-à-porter' de la política gerundense, la Girona en la que cada barrio tenga su propio centro y que las vidas de cada núcleo se religuen para hacer una ciudad con todos los coros, es una idea de Sílvia. Es una concepción de la vida urbana que se inscribe de pleno en la percepción social-demócrata que se inclina hacia la atención de aquellas cuestiones que pueden tener un impacto en el bienestar y calidad de vida de todo el mundo; que no nace de un capricho, sino de la necesidad de poner al día nuestros barrios; de una necesidad de convertir Girona en una ciudad en la cual todo esté al alcance en cinco minutos. Este concepto lleva la marca del pensamiento del Partido de los Socialistas a Girona, del proyecto de ciudad de futuro dibujado por Sílvia Paneque.

Por todo esto, aquel día de Can Gibert, cuando Sílvia le respondió a la vecina que le había visto los zapatos gastados que con suficiente trabajo hacía dos meses que los tenía, sentí el orgullo de saber que solo ella podrá construir esta Girona nueva por el futuro. Porque verdaderamente está a punto y tiene el máximo conocimiento para llevarlo a cabo. Por eso no hay ninguna otro distinción como unos zapatos gastados.