Artículo de Berta Aznar

Los juguetes y el pensamiento sexista

La idea de que a las niñas les gusta cuidar de las muñecas y a los niños el fútbol se ha considerado natural. Pero hoy toda la neurociencia recomienda que el juego debe ser diverso. Para todos

Venta de juguetes de cara a la Navidad en los grandes almacenes. /

Venta de juguetes de cara a la Navidad en los grandes almacenes. /

Berta Aznar

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Un año más nos encontramos en plena campaña navideña donde los juguetes para los niños y niñas ocupan la mayoría de anuncios y los catálogos de juguetes forman parte del fondo bibliográfico de nuestros hogares; este año esperamos con ilusión los cambios que promete el nuevo acuerdo entre el Ministerio de Consumo y la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFP).

El nuevo código deontológico de la AEFP prohíbe presentar los anuncios de juguetes asociándolos a un solo sexo -niños o niñas- como se venía haciendo de forma habitual. Este acuerdo tardará un tiempo en verse totalmente reflejado en los anuncios, catálogos, tiendas infantiles o las propias cajas de los juguetes; de modo que las personas más reacias tendrán tiempo para aceptar este avance en pro de la igualdad de género.

El pensamiento sexista que relaciona los juguetes con uno u otro sexo se ha sostenido durante muchos años como uno de los principales mecanismos de la socialización de género -diferenciada para niñas y niños-. La idea de que a las niñas les gusta cuidar de los muñecos, peinar las muñecas, maquillarse o jugar en la cocinita, se ha aceptado acríticamente y se ha considerado natural, al igual que los juegos relacionados con la construcción, el movimiento, la fuerza o la agresividad parecían más adecuados para los intereses de los niños. Gracias a los avances actuales, nos hemos dado cuenta de que esta asociación está construida socialmente y está lejos de ser beneficiosa para las criaturas, ya que es una forma de perpetuar los estereotipos que comportan tantas problemáticas.

La definición de juego infantil se ha ido transformando hasta ser considerado actualmente como una de las principales fuentes de aprendizaje de los niños y niñas, que permite a la criatura conocerse a sí misma, a los demás y establecer vínculos, además de facilitar la interiorización de las normas y pautas de comportamiento social. Por tanto, el juego estereotipado y restringido en función del sexo limita las potencialidades y la libertad de los niños y las niñas.

Desde el ámbito de la neurociencia, se subraya la importancia de las experiencias de los primeros años de vida en el desarrollo de determinadas áreas cerebrales gracias a la plasticidad del cerebro en las etapas tempranas. Por tanto, parece evidente que es necesario fomentar en niños y niñas un juego diverso que permita tanto la expresión de emociones como la ternura al cuidar de un muñeco, como el desarrollo de habilidades motoras al chutar una pelota.

Se trata también de una cuestión relativa al tipo de sociedad que queremos construir. Parece claro que hoy en día la mayoría de personas apostamos por un futuro donde mujeres y hombres tengan la capacidad de cuidar de uno mismo y de los demás, se corresponsabilicen de las tareas domésticas, disfruten de las criaturas por igual y puedan sentirse realizadas en el entorno profesional y los momentos de ocio. Por todo ello, es muy importante desterrar de la vida de los niños todos aquellos condicionantes que les limiten en sus posibilidades y perpetúen las desigualdades.