Artículo de Jordi Serrallonga

Howard Carter, Sabater Pi y un primate

El arqueólogo y el naturalista labraron sus carreras de forma autodidacta, hasta conseguir realizar un sueño que hoy inspira la vocación científica

Leonard Beard.

Leonard Beard. / Leonard Beard.

Jordi Serrallonga

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Año 2022. Hace un siglo que el equipo de Howard Carter dio con Tutankamón, y celebramos el centenario del nacimiento de Jordi Sabater Pi. Dos genios que tienen mucho en común. Y es que la ciencia supone «cosas maravillosas»: las que vio Carter al introducir una vela en la oscuridad de la antecámara sellada, y las que observó Jordi Sabater Pi en los bosques de Guinea Ecuatorial, tras la pista de chimpancés y gorilas. Pero también comporta cosas miserables: la envidia y los desaires del mediocre. Y antes que nadie se ofenda, o se de por aludido, me enmarco dentro de la mediocridad. En comparación con la mayoría de los mortales, solo destaco por mi pie: entre un 49 y 52 europeo, según los caprichos inescrutables del fabricante de calzado.

El egiptólogo Howard Carter y el primatólogo Jordi Sabater Pi, a través de sus libros, despertaron la curiosidad de un chaval que, criado entre fábricas y bloques de L' Hospitalet, quería explorar el África de nuestros orígenes simiescos y de las pirámides. Al primero, por razones obvias, no pude conocerle en vida; el segundo se convertiría en uno de mis profesores y mentores. ¿Qué paralelismos existen entre arqueólogo y naturalista?

Capítulo 1. Ambos, desde muy jóvenes, quedaron alejados de la academia. Con tan solo 17 años, Howard viaja a Egipto (1891) para ayudar a los arqueólogos británicos en tareas de documentación. A la misma edad, Jordi huye de la posguerra y abandona Barcelona con destino a Guinea Ecuatorial. En 1940 empieza a trabajar de encargado en una finca agrícola.

Capítulo 2. Carter y Sabater Pi fueron excelentes dibujantes. En Egipto, todos quedaron fascinados con las ilustraciones de temática egiptológica del recién llegado de Londres. Y, durante los escasos descansos en la selva, el adolescente que aprendía la lengua local retrataba a la etnia fang en calendarios, albaranes o viejos periódicos.

Capítulo 3. Los dos labraron una carrera leyendo y observando de forma autodidacta. Y, no sin dificultades, por fin consiguen realizar el descubrimiento de sus vidas. La misión de Carter, en el Valle de los Reyes, halla la tumba de Tutankamón (1922). Y Jordi Sabater Pi registra que los chimpancés son capaces de fabricar herramientas y que poseen tradiciones culturales en su hábitat natural (1967).

Capítulo 4. A pesar de los hitos de Carter y Sabater Pi, no siempre hemos sabido reconocer sus valiosas aportaciones. Por ejemplo, los arqueólogos de antaño solían ser ávidos expoliadores al más estilo Indiana Jones, y muchos estudiosos de animales preferían el fusil y la anécdota a la libreta de campo y la meticulosidad. Howard y Jordi cambiaron esto; potenciaron el método científico. Entonces, ¿por qué insistimos en rebajarles, asociándolos a simples episodios mediáticos? A saber, que el primero despertó la inexistente maldición de los faraones y que el segundo hizo posible que Copito de Nieve llegase al Zoo de Barcelona.

Capítulo 5. Carter falleció en su casa de Kensington sin recibir, al igual que Darwin, el título de Sir. El mundo académico jamás le valoró en su justa medida; no pertenecía a la élite. Sabater Pi, en su jubilación, vio como concedían el Premio Príncipe de Asturias a una apreciada colega, Jane Goodall, mientras que se olvidaban de él. Goodall merecía el galardón, pero, ¿acaso no habría sido más justo y elegante proponer un premio compartido? No es de extrañar que, ninguneados por los mediocres, el carácter de Howard y Jordi se tornase arisco y solitario.

Les debemos mucho. Y este año 2022, en el caso de Jordi Sabater Pi, quizá sea la oportunidad de hacerlo más visible gracias a la mención honorífica en el PremiNAT del Museu de Ciències Naturals de Barcelona. El Congreso de Primatología de la APE dedicado a él. Un emotivo documental de TurkanaFilms, Televisió de Catalunya, RTVE y la Xarxa dirigido por Alfons Par. Las exposiciones de dibujos organizadas por el Museu Etnològic de Barcelona, el CRAI y Pessics de Ciència. El cómic 'Rara Avis', de Raúl Deamo y Tyto Alba (Norma), o la biografía: 'Jordi Sabater Pi', el darrer naturalista', de Toni Pou (Ajuntament de Barcelona / Universitat de Barcelona).

Recordando el epitafio de la tumba de Howard Carter: «Larga vida a [vuestro] espíritu».

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