Nuestro mundo es el mundo | Artículo de Joan Tapia

¿Demasiado para Sánchez?

La reforma del delito de malversación coloca al presidente en una delicada situación

El Presidente del Gobierno Pedro Sánchez durante los actos del  Día de la Constitución.

El Presidente del Gobierno Pedro Sánchez durante los actos del Día de la Constitución. / David Castro

Joan Tapia

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Pedro Sánchez ha vuelto a exhibir resiliencia al aprobar los Presupuestos de 2023. Pero ha sido un triunfo raro porque de inmediato ha entrado en terreno muy resbaladizo en el que puede ser duramente golpeado. 

La primera estación del calvario es el fracaso de la emblemática ley de libertad sexual (la del ‘solo el sí es sí’). Es una ley de Irene Montero, patrimonio pues en parte de Podemos, pero que el Gobierno aprobó y aplaudió. Y los efectos son contrarios a lo buscado porque los tribunales están rebajando penas a bastantes condenados. Pero Montero no quiere rectificar. Todo es culpa de jueces reaccionarios que deben ser reeducados. Lo evidente -lo dice no la derecha sino Felipe González- es que es una ley con errores, fruto de la prepotencia, que debe corregirse. Pero pasan los días y el Gobierno está paralizado. Porque es una ley de la ‘estrella’ de Podemos, que puede ser la candidata alternativa a Yolanda Díaz. 

¿Demasiado para Sánchez? Es significativo un titular de 'El País' -que no es la prensa de derechas- del jueves: “Sánchez intenta que Montero acceda a estudiar ajustes en la ley del ‘solo sí es sí’”. ¡El presidente presiona, la ministra de Igualdad decide! Y mientras, las rebajas de condena van aguando la imagen del Gobierno -y del PSOE- como defensor de los derechos de las mujeres.

La segunda estación es la supresión del delito de sedición y su sustitución, con penas inferiores, por los desórdenes públicos agravados. Se trata de seguir desinflamando Catalunya. Y lo cierto es que el ‘president’ Torra (¿lo recuerdan?), con mayoría parlamentaria, afirmaba querer la independencia inmediata y jaleaba protestas como la ocupación del aeropuerto de Barcelona mientras que hoy los partidos independentistas están divorciados y el Gobierno de ERC apuesta por el diálogo -y el rédito de sus diputados en Madrid-, pese a ser atacado por Torra (y Puigdemont). Y tiene solo 33 diputados sobre 135. 

Terrenos muy resbaladizos: ley fallida de Irene Montero, reforma de la sedición, exigencia de ERC de suavizar la malversación, bloqueo del Constitucional...

La desinflamación ha funcionado. La Catalunya de 2022 no es la de 2018 y en España la independencia catalana ya solo preocupa al 0,5% de los encuestados (último CIS). Pero -lo vuelve a decir Felipe González- en 2017 no hubo “desórdenes públicos agravados” sino un intento de saltarse la Constitución. ¿No habría sido más sensato no tocar la sedición y rebajar directamente las penas de prisión que son a todas luces excesivas?

La estación más diabólica es la rebaja de la pena por malversación. Cierto, no es lo mismo hacerlo en beneficio propio, o de un tercero (un partido), que por otra causa. Cierto que se utilizó (la ‘ley Rajoy’ de 2015 siguió a “la consulta” de Artur Mas) contra el independentismo y complicaría la normalización que políticos de ERC o Junts tuvieran ahora que entrar en la cárcel por malversación en gastos del referéndum de 2017. Pero la malversación y la corrupción son asuntos muy sensibles que escandalizan y preocupan a muchos ciudadanos (nada que ver con el 0,5% de la independencia). 

Todo dependerá de cómo quede el texto final, pero es un asunto muy vidrioso que -unido a la sedición- es difícil de entender. Más fuera de Catalunya. Y esta provocando serio malestar en el propio PSOE. Aquí Sánchez, buscando desinflamar, arriesga perder el equilibrio y sufrir una aparatosa caída porque, además, podría beneficiar a condenados o imputados por los eres andaluces o la Kitchen del PP. ¡Terrible lío!

La última estación es el cambio en las normas del Poder Judicial para renovar el Constitucional. La parálisis no podía seguir, pero la marrullería jurídica contra el boicot político confirma que la ruptura de todos los consensos es el infierno. Aunque los vocales del CGPJ que retrasaban los nombramientos han pedido ya una reunión urgente para realizarlos. ¿Ha funcionado la amenaza?

Y hay dos enmiendas más. Contra el enriquecimiento ilícito de los políticos y las empresas que incumplan sistemáticamente las leyes laborales. Habrá que estudiarlas, pero suenan a música progre de acompañamiento para quitar hierro a la reforma de la malversación.  

Parece difícil que todas las estaciones del viacrucis sean superadas antes de la campaña de las municipales y autonómicas del próximo mayo. Que serán a cara no de perro, sino de lobo. El PP quiere un referéndum contra Sánchez.

Suscríbete para seguir leyendo