Artículo de Joaquim Coll

Malversación, la gota que colma el vaso

Muchos catalanes hubiéramos preferido que se hubieran comprado unos cuantos apartamentos de lujo en lugar de atentar durante años contra la convivencia y llevarnos al punto de tensión social que vivimos en 2017

Pere Aragonès y Pedro Sánchez

Pere Aragonès y Pedro Sánchez / DAVID CASTRO

Joaquim Coll

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Lo más desconcertante de que Pedro Sánchez se avenga finalmente a reformar el delito de malversación para satisfacer a ERC es que no se ve por ninguna parte el beneficio que obtiene el PSOE. Con los Presupuestos ya aprobados, y habiendo pagado con la supresión de la sedición, esta nueva cesión solo se entiende como una compra anticipada, pensando en la próxima legislatura. Pero esa es una lógica insensata. Los republicanos no han dejado de ser separatistas, ni pedido perdón por nada, y dentro de un año podrán un nuevo precio para votar la investidura de Sánchez, si es que el líder socialista puede volver a sumar mayoría. En cualquier caso, reformar la malversación para favorecer a unos dirigentes políticos que, aunque no se hayan lucrado personalmente, gastaron dinero público en actividades que atacaban la democracia y la Constitución, es éticamente repudiable. Muchos catalanes hubiéramos preferido que se hubieran comprado unos cuantos apartamentos de lujo en lugar de atentar durante años contra la convivencia y llevarnos al punto de tensión social que vivimos en 2017.

Reformar el Código Penal una y otra vez para favorecer a unas personas concretas es también una forma de corrupción. Justificar que se contenta de nuevo a ERC para “desinflamar” Catalunya es una mentira muy gorda. Eso ya se logró con los indultos. Con la malversación Sánchez cruza una línea roja. Políticamente, no se entiende qué gana el PSOE. En términos electorales le puede suponer un problema considerable. Es cierto que la supresión del delito de sedición no parece haberle supuesto un desgaste en intención de voto. El 'procés' en España ya no interesa a nadie y el electorado socialista aprecia por fin las políticas sociales y económicas del Gobierno. Pero la malversación puede ser la gota que desborde el vaso de la tolerancia hacia ese cambalache con los que, a la mínima que pueden, te escupen a la cara. En realidad, estamos frente a un proceso de amnistía encubierto. A este paso, a los condenados o procesados por el 'procés', el Estado acabará indemnizándolos con el dinero de todos los españoles. 

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