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'Operación inflación': Un 6,8% menos de Navidad

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Albert Sáez

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Empezamos este domingo en EL PERIÓDICO lo que hemos llamado 'Operación inflación en Navidad'. Se trata de una serie de contenidos para dar pistas sobre cómo organizar la Navidad, desde las comidas hasta los regalos pasando por los viajes o el ocio, en tiempos de subida desbocada de precios. Cierto que en los dos últimos meses se ha contenido, pero los productos y servicios, especialmente los alimentos, són un 6,8% más caros que hace un año. No es fácil torear esta situación porque la subida afecta especialmente a compras que no se pueden ni evitar ni muchas veces contener, empezando por la luz y el gas y acabando por la comida. Sí que nos puede servir para evitar algún derroche, tanto de energía como de alimentación. Pero para muchas familias y personas vulnerables, la inflación significa directamente no llegar a final de mes, Vamos a intentar dar información y servicio durante la próxima semana a nuestros lectores para soslayar esta tormenta y entender más como sobrevivirla.

Desde el inicio de la guerra de Putin en Ucrania me ha soprendido la ligereza que nuestros gobernantes han empleado en el trato de este problema. La inflación es un virus económico y social, como recuerdan siempre que pueden nuestros socios alemanes. Presiona sobre los que no tienen dinero empobreciéndolos y sobre los que lo tienen atisva todo tipo de tentaciones totalitarias. No es fácil luchar contra la inflación. Especialmente porque la que tenemos en Europa ahora es muy distinta de la norteamericana. No nace de un exceso de demanda sino de una restricción del acceso a la energía. El máximo ejecutivo de uno de los grandes bancos del Ibex me explicaba esta semana que no está nada claro que la subida de tipos de interés contenga este tipo de inflación. Pero no tenemos ninguna otra arma con la que combatirla hasta que llegue la paz a Europa. Mientras, solo nos cabe esperar que el populismo inherente a un año electoral como el que se nos avecina no lleve a nuestros gobernantes a pasar de la ligereza a la frivolidad y se gasten lo que no tenemos. Porque las consecuencias que tiene eso las padecen los mismos que este año tienen que organizarse un 6,8% menos de Navidad. Con inflación, ni hay crecimiento de la riqueza ni es posible redistribuirla. Esa es la cruda realidad. Alimentarla artificialmente a base de endeudamiento, nos lleva a la casilla de salida del 2008.

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