El terror de las mujeres

'Indian predator', la última serie oculta que remueve conciencias

Un equipo liderado por mujeres cineastas ha reconstruido el linchamiento por una turba de mujeres de un violador en 2004 en un proyecto que tiene mucho de memoria histórica

La directora india Ayesha Sood y el cartel de 'Indian Predator' de Netflix

La directora india Ayesha Sood y el cartel de 'Indian Predator' de Netflix / Netflix

Carol Álvarez

Carol Álvarez

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Una cena con amigas que hace mucho que no ves tendrá su momento cumbre, levantará voces, brillo en las miradas, cuando alguien diga que vio una serie que no te has de perder, y otra cuente que se encontró otra por sorpresa, y os contéis fascinadas por qué os gustó, por qué, en definitiva, estais hablando animadamente, pensando en cosas que sucedieron hace muchos años en otras sociedades o simplemente se idearon para acabar dando conversación una noche ante un pavo relleno.

Cuando buceamos en la abundante oferta televisiva que nos ofrecen las plataformas cada vez nos perdemos más en el catálogo, pero podemos decir que navegar en el catálogo de Netflix o de HBO se ha convertido en una metáfora de nuestra vida, en una realidad paralela. Las horas que pasamos zambullidos en las microdecisiones que tomamos cuando estamos frente a la pantalla son un ensayo de las decisiones consecutivas que tomamos cuando elegimos una mandarina u otra en el supermercado, nos ponemos una camiseta o una camisa por la mañana, abrimos un correo electrónico o no en el trabajo. Tiene mucho de caja de sorpresas, y según el camino que tomes, eliges tu aventura en toda regla, como en aquellos libros juveniles que se pusieron tan de moda en los años ochenta.

Los 'true crime'

En la jungla de monstruos de ficción, supervillanos y cuentos terroríficos que se abre cuando entras en plataformas de televisión, también puedes encontrar joyas sobrecogedoras hasta el punto que primero quieres compartir, «no os la perdáis, mira qué he encontrado», y luego te lo piensas porque te asusta lo que cuenta. 'Indian predator: el carnicero de Delhi' es una de esas, agazapada en el catálogo de Netflix, donde se esconde hace meses entre estrenos rutilantes y de cinematografías mainstream, te agarra la conciencia y no te suelta.

Un hecho real, el linchamiento de un violador a manos de una turba de mujeres dentro de la comisaría de un pueblo indio muy pobre, sacudió los cimientos del país en 2004, pero no ha sido hasta ahora, 20 años después, que un equipo liderado por mujeres cineastas con la directora Ayesha Sood a la cabeza ha traído la reconstrucción de aquella tragedia a nuestras pequeñas pantallas. 

El retrato de la sociedad de castas, de la impunidad de las bandas callejeras, la corrupción del sistema, puede contarse de muchas formas pero ninguna te causará tantos quiebros emocionales y morales como la que pone en formato audiovisual la propuesta que ha liderado el ranking de Netflix India y que ya ha dado pie a nuevos proyectos como 'La bestia de Bangalore': el 'true crime' sobre el policía asesino que aterrorizó a una comunidad del país llegará el 16 de diciembre con el mismo sello.

La televisión está marcando con propuestas así algo más que un catálogo de recuerdos, es una forma de memoria histórica porque imprime sentimiento, contradicciones, disyuntivas éticas, testimonios y muchas muchas heridas abiertas que es labor de todos ayudar a cerrar. Los fallos del sistema llevaron a una indignación colectiva que supera los límites de la razón. Los nuevos consumos televisivos también dan para esto.  

En la ruta que traza el dedo con el mando a distancia hay adolescentes que se informan más que a través de los medios de comunicación convencionales, a partir de asombrosos documentales que retratan épocas y acontecimientos, también exploran los horizontes de la ciencia y la tecnología y sus peligros.

Los 'true crime' han encontrado su edad de oro en la ficción televisiva a partir de las plataformas, y convierten nuestra curiosidad y horror ante hechos reales en un compendio de causas y efectos que nos dibujan en unas horas todo un mundo.

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