BARRACA Y TANGANA

El Imperio romano

Lo primero que hago cada día al despertar es mirar si los qataríes han devuelto ya el Mundial a la FIFA. Deben de estar a punto

Achraf y Modric durante el encuentro entre Marruecos y Croacia

Achraf y Modric durante el encuentro entre Marruecos y Croacia / AFP

Enrique Ballester

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Lo primero que hago cada día al despertar es mirar si los qataríes han devuelto ya el Mundial. Deben de estar a punto. Deben de estar eligiendo las palabras exactas, porque después de tres derrotas en tres partidos motivos no les faltan: pueden decir que prácticamente no lo han estrenado y que esto no era lo que esperaban, pueden llamar a la FIFA y decir oigan, que lo hemos pensado mejor, que por las tardes nos viene fatal, que pensábamos que esto nos iba a gustar más, os devolvemos el Mundial porque está casi nuevo y aún estamos en plazo, y encima nos habéis pillado con lo de los derechos humanos, que creíamos que no os ibais a dar cuenta, que nos habían dicho que los del fútbol erais los más tontos.

Pero ahora resulta que estamos eliminados y nos habéis cazado, todo mal: nos volvemos al motor, al atletismo, al ciclismo o al balonmano, que con eso no se queja casi nadie, nos volvemos a lo de invertir en multinacionales, a lo de hacer negocios con vuestros gobiernos, que con eso no pasa nada, pero lo del fútbol ni de lejos, con el Mundial nos habéis timado, que encima tenemos aquí ahora a un montón de argentinos que se están poniendo superpesados.

A ver ahora qué hacen allí con el Mundial, los de Qatar: hemos de admitir que los del fútbol somos los típicos que se acaba una fiesta en casa ajena y ahí seguimos pidiendo la última, sin darnos por aludidos, somos ese tipo insufrible de invitado. España de momento ahí aguanta, y yo también en mi casa, contento por haber evitado a Croacia en los octavos, y en el próximo párrafo voy a intentar argumentarlo.

'Antigua Yugoslavia'

Igual nos elimina Marruecos, soy consciente del peligro, pero pase lo que pase hemos salido ganando. Al eludir a Croacia esquivamos uno de los mayores peligros futbolísticos de nuestro tiempo: escuchar las palabras ‘antigua Yugoslavia’. Porque si estás viendo un partido de Serbia o de Croacia y escuchas a alguien suspirar, ponte a temblar. Si ves que va a abrir la boca ponte en lo peor porque lo siguiente será escuchar: ‘Si aún existiese la antigua Yugoslavia, menudo equipazo tendría ahora Yugoslavia’.

Que digo yo que en algún momento esto lo tendremos que superar, que han pasado más de dos décadas ya. O pasamos página o, puestos a imaginar, miramos más allá. Porque si lo piensas, ‘menudo equipazo tendría el Imperio austrohúngaro, la verdad, si aún existiese el Imperio austrohúngaro menudo equipazo’, esto deberíamos contestar, pero no lo verás en los medios porque esto no interesa, de esto no se habla ya en la prensa, nos lo quieren ocultar.

Imaginad aquí si aún existiera el Imperio romano y nuestra selección fuera esa: el Imperio romano. No quiero ni pensarlo. Las polémicas y las discusiones que habría en cada convocatoria, las rencillas internas, los agravios comparativos entre regiones o los análisis geopolíticos sobre el derbi a vida o muerte con el Imperio romano de Oriente. Sería tanto jaleo que me da hasta pereza pensarlo. La parte buena, la única que se me ocurre, es que sería mucho más sencillo clasificarse para el Mundial porque habría menos equipos intentándolo, pero no sé si esto llegaría a compensarlo. Los argentinos nos humillarían con sus cánticos porque tiene rima fácil el Imperio romano, aunque eso sí: ‘Si aún existiese el Imperio Romano, menudo equipazo tendría ahora el Imperio Romano’. Eso no podemos negarlo.

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