610,8 km

Alabado sea el gas de Qatar

Alemania acaba de cerrar un contrato de compra de gas licuado que debe servir para anular su dependencia de Rusia

Barco de transporte de gas natural licuado

Barco de transporte de gas natural licuado

Martí Saballs Pons

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Brunsbüttel es una ciudad portuaria alemana, en la desembocadura del río Elba, a 86 kilómetros al noroeste de Hamburgo. Allí están construyendo aceleradamente una terminal para recibir barcos de GNL (gas natural licuado). A partir de 2026, fecha en que debe estar terminada la infraestructura, Alemania será capaz de poder recibir los barcos de GNL procedentes de otro puerto: Ras Laffan, en la costa noroeste de la península catarí, a los pies de la mayor reserva de gas natural del mundo, que abarca en superficie marítima la mitad del espacio de Qatar.

Alemania acaba de cerrar un contrato de compra de gas licuado que debe servir para anular su dependencia de Rusia. QatarEnergy, a través de la compañía estadounidense ConocoPhillips como intermediario, se compromete a abastecer al país europeo de gas licuado -enfriado a menos 162 grados- para los próximos 15 años, prorrogables el tiempo que sea necesario. El objetivo es alcanzar la compra de dos millones de toneladas de gas anuales. A esta inversión se le une la construcción de regasificadoras flotantes temporales. Alemania solo tenía una, frente a las siete que tiene España.

El Mundial de fútbol ha servido para descubrir Qatar, hoy por hoy uno de los países estratégicamente más importante s del planeta. Es el sexto productor mundial de gas del mundo y el tercero en reservas de gas, estimadas en 24,7 billones de metros cúbicos, solo por detrás de Rusia e Irán, países considerados parias por la mayoría de la comunidad internacional. Qatar ha sido junto a Noruega, otro gran productor de gas y petróleo, y Estados Unidos, primer productor mundial en ambas materias primas, una de las naciones más beneficiadas por la guerra en Ucrania. Como para no estar a bien con el emirato, cuyo fondo de inversión soberano controla cerca de 500.000 millones de euros en todo el mundo. Este fondo más inversores catarís a nivel individual controlan participaciones relevantes en empresas muy diversas. Desde Volkswagen (10,5%), Iberdrola (8,69%) y El Corte Inglés (5,5%) hasta los almacenes londinenses Harrods y el PSG de fútbol. 

Hasta la fecha, Australia era el primer país exportador de gas licuado a través de estos gigantescos buques. Pronto Qatar se puso a su zaga, seguido de EEUU, Rusia y Malasia. Hasta los años 80, el GNL era simbólico. Poco a poco fue desarrollándose como alternativa a los gasoductos para aquellos países a quienes no les alcanzaban las tuberías y que empezaban a invertir en gas como energía alternativas. A finales de 2021, había 700 barcos dedicados a transportar gas por el planeta. Una cifra que se compara a los 360 barcos que había en 2010. La cifra va camino de alcanzar los mil. 

La invasión rusa de Ucrania ha generado grandes beneficios a empresas de muy distintos sectores. Desde las compañías de defensa, que amortizan sus existencias gracias a la tragedia, hasta las grandes navieras especializadas en construir barcos que transportan GNL, sobre todo en Corea del Sur, Japón y Qatar. Son los efectos colaterales de la revolución verde. Las moribundas minas de carbón en Alemania y Polonia, entre otros países, vuelven a recuperar su rendimiento para poder generar energía que sirve para que empresas y familias alemanas no se queden a oscuras y se congelen este invierno. ¿España? Sigue dependiente del gas de Argelia y a la espera del desarrollo y ejecución del anunciado nuevo gasoducto marítimo que una la Península con Marsella, en Francia.

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