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Sánchez ya solo depende de Sánchez

Pedro Sánchez

Pedro Sánchez / EDUARDO PARRA / EUROPA PRESS

Albert Sáez

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Pedro Sánchez sobrevivirá un año más. O, mejor dicho, todo el tiempo que quiera hasta un máximo de un año. Desde esta tarde, Sánchez depende de Sánchez. Escuchando a la oposición, leyendo alguna prensa o asistiendo a algunas tertulias privadas nadie lo diría. El pleno del Congreso aprobó ayer la ley de Presupuestos con la misma mayoría de la investidura de 2020 y de la moción de censura de 2018. Son sus aliados conocidos más estables porque el resto, por ejemplo dentro del PSOE, han sido mutantes y cambiantes. En la vida política de Sánchez no hay un Alfonso Guerra de Felipe González o un Jorge Fernández Díaz de Mariano Rajoy. Sánchez camina solo aunque ahora ha cambiado la mochila de aquellas primarias contra el 'deep' PSOE por la maleta de presidente del Gobierno. En el pleno de ayer también se aprobaron los nuevos impuestos a las grandes empresas, un proyecto de música morada y letra socialdemócrata. Es la última concesión a sus socios de Gobierno de Podemos, o ya no se sabe exactamente de qué. Tras la mayoría absoluta del PP en Andalucía, Sánchez abandonó la lucha por el centro con Feijóo y se lanzó a consolidar su voto por la izquierda, vista la incapacidad de hacerlo de Susana Díaz. Y la Cámara admitió también a trámite la proposición de ley de reforma del delito de sedición en el Código Penal, el principal logro tangible conseguido por Esquerra junto a los indultos gracias a la apuesta de Sánchez por lo que llama "la desinflamación" catalana. Una política inspirada por el PSC y que, además de asegurar el apoyo presente y futuro de Esquerra, le puede proporcionar un resultado municipal en Catalunya y en Barcelona que contrarreste las debacles en otros territorios. Desde la vuelta del verano, Sánchez ha conseguido que ya no todo el mundo le de por muerto, incluso en algunos sectores del empresariado.

La soledad de Sánchez en lo que queda de legislatura pondrá a prueba otra vez su estilo de liderazgo. Poco amante de los principios inamovibles y de las fidelidades eternas, tiene ante sí el reto de plantear qué propone cuando no tiene condicionantes y qué aliados busca cuando los puede elegir. Y en su trayectoria ha demostrado ser más generoso con lo que desea que con lo que posee. En los últimos meses ha pretendido erigirse en el defensor de la clase media frente a las "grandes" fortunas y a los desheredados antisistema. Una geometría que cuesta mucho de imponer solo con el apoyo de un PSOE poco convencido del esquema y de un grupo mediático en declive. Sánchez es mejor adaptándose a las circunstancias que creándolas, por eso es muy dificil saber lo que hará porque incluso no lo sabe ni él. Esta característica, que a la gente poco politizada le parece una cualidad, es, finalmente, la razón por la que ha llegado hasta aquí. Y sigue. 

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