Apunte

Bancos y supermercados

El acuerdo "voluntario" del sector financiero para aliviar la carga de las familias parece imposible de lograr en el de las cadenas de distribución

Nadia Calviño y Yolanda Díaz.

Nadia Calviño y Yolanda Díaz.

Rosa María Sánchez

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Son diferentes las palancas que está accionando el Gobierno para contener la subida de los precios y su impacto sobre las familias. En el sector energético se ha tirado de dinero público (con rebajas fiscales y ayudas directas) y de dinero privado, a través de medidas regulatorias que recortan los beneficios de las compañías.  

Para intentar frenar el precio de los alimentos o amortiguar el efecto de la subida de los tipos interés sobre las familias hipotecadas, la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, y la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, se han volcado en intentar que sea el propio sector de la distribución y el de la banca quienes adopten su propio código voluntario de conducta a favor de los consumidores, pero se está llegando a resultados muy distintos.

Este martes el Consejo de Ministros prevé aprobar el texto en el que debería quedar formalizado el acuerdo con el sector financiero para aliviar la carga hipotecaria a las familias que no puedan encajar el rápido incremento de los tipos de interés.

La vicepresidenta Díaz, sin embargo, no ha logrado el acuerdo voluntario que buscaba con las grandes cadenas de supermercados para ofrecer cestas de la compra a precio reducido, al menos hasta final de año. El sector rechazó el compromiso y el amago de alguna cadena de aceptarlo se desveló después como algo parecido a una tomadura de pelo. 

No es fácil convencer a un sector privado para que deje de ganar dinero en bien de los consumidores. Si la banca parece dispuesta a hacer alguna concesión es al menos por dos razones: porque pertenece a un sector regulado, en el que el Gobierno tiene la sartén por el mango, y porque los bancos saben que si las familias no pueden pagar, ellos mismos acabaran teniendo un problema grave de morosidad. Ayudando a las familias hipotecadas se ayudan ellos y el Gobierno tiene herramientas para hacérselo entender. Son dos circunstancias que no se replican en el sector de los supermercados. Y que la vicepresidenta Díaz diga que les va a seguir recriminando “día a día” que “se están forrando”, no sirve de mucho. Esa es la diferencia entre bancos y supermercados.

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