Artículo de Ruth Ferrero-Turrión

Controlar la escalada: ni artículo 4 ni artículo 5 de la OTAN

Se ha desactivado de manera inmediata el argumento de que se trataba de un ataque directo a Polonia como siguiente objetivo de Moscú en su guerra de expansión

Imagen de la explosión en Polonia desde un pueblo vecino.

Imagen de la explosión en Polonia desde un pueblo vecino. / REUTERS

Ruth Ferrero-Turrión

Ruth Ferrero-Turrión

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Desde hace meses todo lo que sucede en Ucrania es motivo de sobresalto. Cada decisión, declaración y, por supuesto, ataques y contrataques son observados en ocasiones con asombro, en ocasiones con incredulidad, pero siempre con expectación. También desde el comienzo de la invasión se especula con la posibilidad de una escalada hacia una Tercera Guerra Mundial, una guerra total, que incluiría el uso de las armas nucleares, poniéndonos más cerca de la predicción atribuida a Einstein “no sé cómo será la Tercera Guerra Mundial, pero la cuarta será con palos y piedras”. 

La caída de dos misiles en Polonia con el resultado de dos personas muertas ha sido un nuevo episodio de esta guerra que ya dura demasiado. Tiene, como en otras ocasiones, todos los ingredientes para ser utilizada como parte de un relato que persigue sin tapujos una escalada e internacionalización de la guerra convencional más allá de Ucrania, algo que a la luz de la respuesta dada por OTAN y, sobre todo, EEUU, no parece que sea la apuesta, al menos por el momento.

Pero vayamos a los hechos. Parece evidente que sin la invasión rusa de Ucrania los niveles de tensión y alarma que se viven a nivel planetario no existirían. También es un hecho cierto que este accidente se ha producido en el marco de bombardeos masivos a Ucrania. Y parece que se confirma que lo que ha sucedido en Polonia es fruto de las defensas antimisiles y no de un ataque orquestado por parte de Rusia. Todo ello, como no podía ser de otro modo, hizo saltar las alarmas sobre la posibilidad de la invocación del artículo 5 de la OTAN por parte de Varsovia, si bien a medida que se iban conociendo más datos se rebajó este supuesto al artículo 4 que limita la acción a la consulta a los países miembros si existe una amenaza a “la integridad territorial, la independencia política o la seguridad de las partes”. Por tanto, parece evidente que casi desde el principio de la crisis se descartó la invocación al artículo 5 de la OTAN, puesto que no parecía que se tratara de “un ataque armado” sino más bien de un hecho fortuito producido por la “imprudencia” de una de las partes.

Y, sin embargo, como siempre sucede en las guerras, este tipo de hechos siempre pretenden ser utilizados por alguna de las partes contendientes o para alimentar los relatos y las narrativas que sostienen en términos de propaganda, pero no solo, a alguna de las partes. En este caso, y, probablemente, ante la rápida y cautelosa respuesta ante este incidente por parte de Biden, se ha desactivado de manera inmediata el argumento de que se trataba de un ataque directo a Polonia como siguiente objetivo de Moscú en su guerra de expansión. Precisamente el mismo utilizado por Zelenski desde el inicio de la invasión y que apela de manera directa a la escalada y a una mayor internacionalización de la guerra. 

A la luz de este nuevo episodio conviene extraer alguna enseñanza. La primera, el elevado nivel de incertidumbre. La segunda, la rapidez con la que se puede escalar la situación. Y la tercera, el aplomo con el que se ha podido controlar la respuesta en este episodio.

Suscríbete para seguir leyendo