Barraca y tangana

El fútbol te pone en tu sitio

 Al Barça actual le alcanza para ganar muchos partidos, pero no los partidos que valen mucho.

Xavi controla un balón en la banda durante el partido

Xavi controla un balón en la banda durante el partido / JORDI COTRINA

Enrique Ballester

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Los habituales sabrán que debía ir a Frankfurt a jugar un partido con la selección española de escritores, llamada La Cervantina. Sabrán que teníamos que jugar contra los alemanes y sabrán también que me hice un esguince en un partidito previo, por lo que mi concurso era dudoso hasta última hora. Deben saber ahora que sí, que fui y jugué, aunque todas las señales se acumularan en mi contra.

Lo primero fue el control de acceso en el aeropuerto. El sensor no captaba el código de mi tarjeta de embarque y una amable trabajadora se acercó, cogió mi teléfono y me dijo «es que tienes el brillo apagado». Se refería evidentemente a la pantalla del móvil, pero la definición encajaba a la perfección con mi persona. Con el brillo apagado llegué hasta mi asiento en el avión y ahí recibí el segundo puñetazo: mi compañero era un calvo con coleta, que ya os he dicho varias veces que tengo pánico a esa subespecie humana que representan los calvos con coleta.

Con unos niños

El caso es que llegamos a Frankfurt y todo perfecto: La Cervantina estaba repleta de audacia, inteligencia e ingenio. Lástima que solo mostrara esos atributos fuera del campo. En el entrenamiento previo hubo que parar rápido: en 15 minutos ya nos habíamos retirado tres o cuatro. Después participé en un debate o algo así y plantearon una interesante pregunta: «¿cómo será el fútbol dentro de 20 años?» Interesante, pero quizá demasiado ambiciosa. No sé qué voy a cenar mañana y esperaban que supiera cómo será el fútbol dentro de 20 años.

El día del gran partido salimos al campo con unos niños cogidos de la mano. Mi niño no dijo ni una palabra y estuvo a punto de llorar todo el rato. Intenté ser amable, pero fue en vano. Le pregunté su nombre y ni me miraba. A ese niño le temblaba el ojo al borde del llanto. No dejaba de mirar a su madre. En cuanto sonaron los himnos huyó de mí con un esprint memorable.

Casi 40 años

Me pasaron mil cosas en unos días tan divertidos como inolvidables, pero me quedo sin espacio, y ya las iremos contando. Yo duré seis minutos en el campo, el tiempo que tardó en patear mi tobillo maltrecho un fornido autor germano. ¿Cómo sabía ese tipo lo de mi tobillo? Igual ayudó que me hubiera pasado dos días contándoselo a todos los alemanes que me decían algo. Teniendo en cuenta la pasta que me gasté en el fisio, ni siquiera los minutos de Hazard en el Madrid salen tan caros. Lo bueno es que pasé de ser un lateral cualquiera a un héroe de la patria. El esguince grado 1 es ahora grado 2, así que algo hemos progresado.

Perdimos 3-1 y, en fin, a veces el fútbol te pone en tu sitio y a mí, en Frankfurt, el fútbol claramente me puso en mi sitio. Antes podía pasar meses sin jugar y sin cuidarme, sin hacer ejercicio, podía estar meses saliendo de fiesta tres días a la semana y de repente me decían ‘vente a jugar mañana’, y podía jugar y jugaba bien, y me divertía y no me pasaba nada. Pero ahora tengo casi 40 años, me dijeron ‘vente a jugar’ y ¿qué me ha pasado? Me ha pasado que el primer día me hice un esguince en la segunda carrera, y el segundo día me tumbaron en la tercera. ¿Por qué? Porque el fútbol te pone en tu sitio, no engaña: me deja jugar con mi hijo y sus amigos un partidito infantil en el pueblo, sin problema, pero entre adultos es otro tema. Entre adultos llega un momento que no te alcanza. ¿Y qué le está pasando al Barça en la Champions? Lo mismo: que el fútbol a veces te pone en tu sitio. Y el nivel actual del Barça le da para ganar muchos partidos, pero no los partidos que valen mucho. 

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