Artículo de Jordi Puntí

El desexilio de Jean Wyllys

La obra de este activista y escritor brasileño, exiliado tras la llegada de Bolsonaro al poder, comunica estados de ánimo a través de trazos gruesos, violentos, pero también transmite la esperanza de reunir a los partidarios de la democracia

Jean Wyllys, el diputado brasileño que ha dejado el país por amenazas de muerte.

Jean Wyllys, el diputado brasileño que ha dejado el país por amenazas de muerte. / UESLEI MARCELINO

Jordi Puntí

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Lula o Bolsonaro. Este domingo tiene lugar la segunda vuelta de las elecciones de Brasil y sus ciudadanos deben elegir. Ahora mismo el país está tan radicalmente dividido que lo que puede ocurrir el lunes es imprevisible, sobre todo si gana Lula, ya que Bolsonaro ha demostrado que no tiene ningún respeto por la democracia y mucho afán por consolidar su sistema corrupto y dictatorial. Hace un mes, en la primera vuelta, el consulado de Barcelona recibió 4.373 votos válidos de brasileños expatriados. De ellos, solo un 20 por ciento eran para Bolsonaro y más de un 70 por ciento iban a Lula. Entre estos votantes estaba Jean Wyllys, activista y escritor que desde hace casi cuatro años vive exiliado en Barcelona. Wyllys era diputado en el parlamento brasileño, con un papel clave como defensor de los derechos LGTBI+, pero con la llegada al poder de Bolsonaro recibió amenazas de muerte, víctima de las 'fake news', y tuvo que irse del país.

Pero Jean Wyllys no es un conformista. En Barcelona ha seguido haciendo activismo crítico contra el sátrapa, estudiando los mecanismos de la manipulación informativa y combatiendo el exilio a través del arte. Su obra de estos años se presenta ahora en el Palau de la Virreina en una muestra de título brillante: 'Desexili'. Reúne cerca de 100 dibujos y 'collages' que son la expresión de una actitud vitalista y en estado de alerta. La selección es ecléctica y visceral y a menudo comunica estados de ánimo a través de trazos gruesos, violentos, pero también transmite la esperanza de reunir a los partidarios de la democracia. Parece evidente que para Wyllys pensar estas obras y pintarlas es una forma de estar en Brasil —su Brasil ahora tan maltratado—, una forma de desexiliarse. Lo que domina, pues, es la lucha intelectual, y como muestra algunos dibujos que en su país son ya iconos de resistencia: el rostro de Bolsonaro con un bigote de Hitler de color rosa; Bolsonaro como una cerda y sus hijos que chupan las ubres de la economía... El dibujo como gran arma de denuncia. Pase lo que pase el domingo, hay que celebrar la valentía de Jean Wyllys. En Barcelona y en la Virreina, al menos, Bolsonaro ya ha perdido.

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