El Brexit ha revalorizado la UE

Brexit

Brexit / Jonathan Brady

Eliseo Oliveras

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Con la salida del Reino Unido, la Unión Europea (UE) perdió el 13% de su población y el 15% de su producto interior bruto (PIB). Pero, a pesar de los negros augurios de los analistas anglosajones, la UE ha salido reforzada tras la deserción de su socio más obstruccionista y quisquilloso. El Brexit revalorizó la importancia política y económica de la UE para los Veintisiete miembros restantes y reforzó la cohesión europea por encima de sus divisiones internas. El Brexit evidenció para los ciudadanos, los partidos y los gobiernos los beneficios y protecciones que ofrece pertenecer a la UE en el inestable entorno económico y geopolítico mundial, donde el tamaño es decisivo para la seguridad y la defensa de los intereses europeos frente a otras potencias.

La crecientes dificultades económicas, sociales y políticas del Reino Unido a causa de los fantasiosos planteamientos del Brexit han hecho desaparecer dentro de la UE cualquier pretensión de imitarle. Las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) limitan al 0,2% el crecimiento económico anual británico en el cuarto trimestre de 2023, diez veces inferior al 2% estimado para la UE. El valor de las exportaciones mundiales británicas en 2021 era un 7,4% inferior al de 2019, mientras que las de los Veintisiete han seguido creciendo. Incluso los partidos de extrema derecha han enterrado sus antiguas llamadas a salir de la UE o del euro y sus principales líderes, como la nueva primera ministra italiana, Giorgia Meloni, o la francesa Marine Le Pen, han moderado sus críticas hacia la UE.

Con el Reino Unido, que batallaba por recortar el presupuesto y el gasto europeo y maximizar su cheque británico, habría sido imposible el acuerdo de 2020 para la primera emisión de deuda común de la UE para financiar el fondo Next Generation para la recuperación económica tras la recesión de la pandemia. Sin el Reino Unido, también fue mucho menos laborioso aprobar el marco presupuestario europeo 2021-2027. La tradicional hostilidad de Londres a cualquier medida común fuera del ámbito del mercado único o ceder poderes a la Comisión Europea también habría impedido el acuerdo para la compra conjunta de vacunas para el covid, al considerar que podría obtener mejores condiciones por su cuenta.

Avances en la defensa de Europa

Los avances en el desarrollo de la Europa de la Defensa mediante acuerdos voluntarios han sido posibles gracias a la salida británica de la UE, ya que el Reino Unido se había opuesto durante dos décadas a un reforzamiento de la cooperación militar dentro de la UE. Pese al apoyo militar de Londres a Ucrania tras la invasión rusa, probablemente el Gobierno británico -si hubiera seguido en la UE- se habría opuesto a financiar en común los envíos de armas a Kiev a través del Fondo Europeo para la Paz, que el 17 de octubre se incrementó hasta 3.100 millones de euros. Sin ese fondo, que subsidia el coste del armamento enviado a Kiev por los Veintisiete, esos suministros militares habrían sido muy inferiores. La creación de este fondo para financiar operaciones externas europeas militares o de defensa sólo se aprobó en marzo de 2021 tras la salida del Reino Unido de la UE.

El peso del Reino Unido en el Consejo de la UE, por número de votos y población, le permitía formar con facilidad una minoría de bloqueo con otros países para frenar propuestas legislativas e iniciativas económicas y políticas europeas. Desde el Brexit, esas minorías de bloqueo resultan mucho más difíciles de alcanzar si existe un consenso entre los grandes países –Alemania, Francia, Italia y España– o imposibles si existe una posición común consensuada de la eurozona, ya que los países que quedan fueran del euro no suman el requerido 35% de la población para una minoría de bloqueo. La unanimidad aún es requerida para las decisiones sobre presupuestos, impuestos y política exterior, lo que sigue exigiendo equilibrios y compromisos a los Veintisiete.

El Brexit ha eliminado además algunas incongruencias de la UE, como la autoexclusión de uno de sus principales miembros de políticas fundamentales. El Reino Unido se había autoexcluido desde el principio del área Schengen sin control de pasaportes en las fronteras internas, aunque sí explotaba la base de datos de Schengen para sus fuerzas policiales y servicios de inteligencia. El Reino Unido también se había autoexcluido de la política común en seguridad interior y justicia, aunque Londres accedía a las bases de datos europeas y participaba en alguna cooperación puntual de su interés.

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