610,8 km

De Rishi Sunak a Jordi Pujol

Con la llegada a Downing Street del primer ministro más joven y más adinerado de su historia reciente, casado, además, con una rica heredera, se ha vuelto a encender el debate

Rishi Sunak ya es el nuevo primer ministro británico

Rishi Sunak ya es el nuevo primer ministro británico / KEVIN COOMBS / REUTERS

Martí Saballs Pons

Martí Saballs Pons

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La historia ha demostrado que un gobernante rico, multimillonario, no garantiza nada. Ni siquiera, recogiendo la tradición aristocrática defendida por Aristóteles, garantiza que no pueda robar o ser corrupto. Con la llegada a Downing Street del primer ministro más joven y más adinerado de su historia reciente, casado, además, con una rica heredera, se ha vuelto a encender el debate. Hay quien admira los trajes de Rishi Sunak, valorados en 5.000 euros, como un valor a tener en cuenta. Otros, desde posiciones más ideológicas que de clase social, consideran que la ostentación de riqueza no se puede adecuar a los tiempos contemporáneos. Además, en el Reino Unido, la procedencia social no implica defender según que políticas favorables a la libertad individual y empresarial. Ejemplo paradigmático: Margaret Thatcher, hija de tendero.

Donald Trump destronó al demócrata John F. Kennedy como el presidente de los EEUU con mayor riqueza cuando llegó al poder. Trump, por entonces con una riqueza valorada en 3.000 millones de dólares, era alabado por ser hijo de la cultura del esfuerzo, a base de haber sabido especular en el negocio inmobiliario y ser un experto ingeniero financiero con el uso de la deuda para ir alimentando sus negocios. JFK era, por lo contrario, heredero de una de las sagas familiares más ricas del país. A su lado, su rival en las elecciones de 1960, el republicano Richard Nixon, procedía de familia de agricultores (tenían campo de limones) que cerró con la Gran Depresión. Sus padres gestionaron también una tienda de comestibles y una gasolinera. Para Kennedy dedicarse a la política era una afición; como también lo fue para la saga Bush o los Roosevelt. Un recuerdo: los padres de la independencia americana -del Norte y del Sur del continente- eran grandes terratenientes. Razones de peso a la hora de liderar y confiar en sus «procesos.»

Que Sanuk sea rico no va a tener ninguna influencia en el éxito de su Gobierno. Al menos, cuando acabe su mandato, no tendrá la imperiosa necesidad de dedicarse a dar conferencias a 400.000 euros ni a participar en consejos de empresa que han ayudado a engrosar las arcas de Bill Clinton, Tony Blair o Barack Obama, el trío de expolíticos más cotizados del planeta. En Argentina, uno de los atributos distinguidos de Mauricio Macri antes de llegar a la presidencia fue que era hijo y heredero de uno de los empresarios más ricos del país, Franco Macri, cuya reputación como constructor generó siempre muchas dudas.

En España no ha habido presidentes del Gobierno ricos. De larga carrera política en los aparatos de sus partidos, procedentes de las capas de funcionarios del Estado en unos casos, ni siquiera sus ingresos posteriores equiparan a los anglosajones o a algunos latinoamericanos. Sí ha habido ministros que tenían una holgada situación económica previo a su cargo. El más famoso de ellos en la época reciente fue el exministro de Economía, Rodrigo Rato, que acabó su carrera y prestigio en la extinta Bankia. Luis de Guindos, némesis de Rato aun perteneciendo al mismo partido, y hoy vicepresidente del Banco Central Europeo, era otro ejemplo. En su currículum, su paso por el banco quebrado Lehman Brothers. Y si vamos un poco hacia atrás en la cercana historia, un caso que no merece más comentarios. Catalunya tuvo un 'president' de la Generalitat con una relevante fortuna: Jordi Pujol. ¿Acaso garantizó su patrimonio, que él intentaba amagar discretamente, no meter mano en la caja por parte de su familia? 

Suscríbete para seguir leyendo