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El negocio de cuidar del español

Escribir con buena letra es sinónimo de velar por el idioma materno en la era de la hiperconectividad

Cuadernos Rubio entra en la América hispana

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Gemma Martínez

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Escribo con pluma estilográfica y tengo una pequeña colección. Algunas, mis favoritas, utilizan la tinta del valor sentimental, heredadas de mi padre o regaladas por gente que me quiere bien. Lo hago a diario, a pesar de disfrutar también del portátil, móvil y tablet de última generación, y siempre que puedo con buena letra. La infancia en casa Martínez rendía culto a la pulcritud manuscrita, obtenida con los cuadernos de caligrafía Rubio. Cuidar la letra como sinónimo de velar por el idioma, entonces y ahora.

Como yo, millones de personas debemos mucho a un niño nacido en Tarragona pero criado desde los dos años en Geldo, un pequeño pueblo con poco más de 600 habitantes en la provincia de Castellón. Se llamaba Ramón Rubio, era hijo de militar y cada día recorría los 60 kilómetros que separan su municipio de Valencia para estudiar. Le gustaba tanto la enseñanza que se hizo profesor, pese a empezar su carrera como empleado de banca, y fundó su academia, especializada en motricidad fina y cálculo.

El maestro convertido en empresario diseñó unas fichas de apoyo, progresivas en dificultad y con dibujos, que después se transformaron en los Cuadernos Rubio, esos que desde la década de 1960 forman parte del material escolar de la infancia española, la mía incluida. En los 80 vendían 10 millones de cuadernillos al año.

La compañía, hoy en manos de Enrique Rubio -hijo del fundador-, ha diversificado tanto en productos como en mercados, aunque los artículos relacionados con la caligrafía todavía representan más de la mitad de su negocio. Rubio, que ha logrado sobrevivir a la digitalización con sus cuadernos para tabletas y ha sacado partido al furor por el lettering (diseño de tipografías), tiene ante sí nuevos retos de la mano del idioma español.

Rubio negocia con un distribuidor de Estados Unidos para comercializar sus cuadernillos en Texas y Florida. Puerto Rico y República Dominicana serán los siguientes objetivos en la expansión de la compañía, un ejemplo más de la gratificante internacionalización de las pymes españolas. También reconforta descubrir que sus cuadernos se destinan ahora a personas mayores con el fin de ayudarles en su estimulación cognitiva. Larga vida a la buena letra.

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