En clave europea

Pacto energético tardío y por concretar

La crisis del precio de la luz y el gas se ha alargado y agravado innecesariamente en la UE durante más de un año, primero, debido a la pasividad y la autocomplacencia de la Comisión Europea con su ideológica fe ciega en que los mercados por sí solos se equilibrarían, a pesar de su deficiente regulación y nula supervisión

Archivo - Línea eléctrica de alta tensión, luz, electricidad, cable

Archivo - Línea eléctrica de alta tensión, luz, electricidad, cable / EUROPA PRESS/IBERDROLA - Archivo

Eliseo Oliveras

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Después de más de un año de grave crisis por el precio de la electricidad y del gas en la Unión Europea (UE), los líderes de los Veintisiete sólo consiguieron consensuar unas propuestas energéticas mínimas todavía por concretar. Los acuerdos de la cumbre europea permiten a los Veintisiete dar la imagen de aparente unidad, pero su ambigüedad y las múltiples salvaguardas del texto no garantizan una reducción efectiva y duradera del precio de la luz y del gas, que ahogan a los hogares y a las empresas europeas y que obligan a los estados a sucesivos desembolsos multimillonarios de fondos públicos para evitar una revuelta social. Ese gasto indispensable en amortiguar la crisis energética priva a los gobiernos de poder destinar más fondos para corregir los déficits en inversión, desarrollo tecnológico, educación, sanidad y cohesión social que se arrastran de la década de austeridad.

La actual crisis energética europea comenzó en el verano de 2021 –– más de seis meses antes de la invasión rusa de Ucrania–– cuando la especulación financiera con el precio del gas en el mercado de referencia europeo TTF evidenció el disfuncionamiento del sistema de precios mayoristas de la luz en la UE y la ausencia de mecanismos para corregir las distorsiones. La UE establecen que el precio mayorista de la luz sea fijado por la última unidad y más cara que entra en funcionamiento para cubrir la demanda total, aunque su contribución sea marginal. La electricidad producida por gas representó sólo el 18% de total en el conjunto de la UE en 2021, pero marcó el precio de la luz pagado por las familias y las empresas, debido a la escalada del precio del gas en el mercado de referencia TTF a niveles cada vez más desorbitados y al menos cuatro veces más caros que el gas argelino suministrado por gaseoducto.

El precio del gas en el mercado TTF europeo, que se había mantenido estable entre los 15 y 25 euros el megavatio/hora (MW/h) de 2010 a 2019, superó los 41 euros el 20 de agosto de 2021 y comenzó a batir récords: 116 euros el 5 de octubre, 183 euros el 21 de diciembre, 227 euros el 7 de marzo de 2022 y 339 euros el 26 de agosto. A causa de esa escalada, el precio mayorista de la luz llegó a alcanzar los 850 euros MW/h en agosto en los principales países de Europa occidental, mientras en España era más contenido gracias a la excepción ibérica arrancada con fórceps a la Comisión Europea y a Alemania en la cumbre de marzo. Tras el anuncio de reforma del mercado eléctrico y de la creación de otro índice de referencia para el gas, la especulación se ha desplomado en el mercado TTF, pero el precio de 117 euros a que cotizaba este 21 de octubre, es aún 7,5 veces superior al de la misma fecha en 2019, en plena expansión económica antes de la pandemia.

Acuerdos de mínimos

Los acuerdos de mínimos de la cumbre para la compra conjunta de gas en la UE, la reforma del mercado eléctrico y el establecimiento de topes temporales en el precio del gas, que aún deben concretarse, ya habían sido propuestos hace un año por España, Francia, Italia y otros países. Pero fueron desdeñados por la Comisión Europea y Alemania. La crisis del precio de la luz y el gas se ha alargado y agravado innecesariamente en la UE durante más de un año, primero, debido a la pasividad y la autocomplacencia de la Comisión Europea con su ideológica fe ciega en que los mercados por sí solos se equilibrarían, a pesar de su deficiente regulación y nula supervisión. El presidente del Gobierno italiano en funciones y salvador del euro, Mario Draghi, reprochó en la anterior cumbre a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que había comenzado a actuar con siete meses de retraso y había propiciado que llegara la recesión.

Alemania es el otro gran responsable del agravamiento de la crisis energética europea al haber frenado hasta ahora las medidas más efectivas para contener la escalada de precios, porque teme que la reforma eléctrica y limitar el precio del gas puedan desabastecer a su industria, porque cree que por su cuenta puede lograr mejores condiciones en el suministro de gas y porque su poder económico le permite movilizar las ayudas que sean necesarias para amortiguar el coste energético a sus ciudadanos y empresas. Su nuevo plan de ayuda energética de 200.000 millones de euros equivale al 5% del producto interior bruto (PIB) y deja en enorme desventaja a las empresas de los otros países de la UE. Además, supone un drástico aumento del déficit publico sobre el que guarda silencio la Comisión Europea.

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