Apunte

'Bye bye, Trussonomics'

La primera ministra británica se ha visto forzada a arrojar la toalla tras una feroz respuesta de los mercados

Liz Truss durante su discurso de renuncia.

Liz Truss durante su discurso de renuncia. / EFE

Agustí Sala

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Me ha venido a la memoria una famosa frase que se empleó durante la campaña electoral de Bill Clinton en 1992 contra George H. W. Bush (republicano), que le aupó a la Casa Blanca en EEUU: "La economía, estúpido".

Y es que esta pesa. Y mucho. Tanto para los votantes como para quienes han de financiar la deuda de los estados, es decir los mercados. La primera ministra Liz Truss, protagonista del mandato más corto de la historia de Reino Unido, aunque intenso y convulso, lo ha comprobado.

Tras anunciar un megaplan de rebajas fiscales y subvenciones que, compatibilizaba mucho gasto a costa de un enorme endeudamiento hubiera supuesto un boquete monumental en las cuentas públicas del país, no le quedó más remedio que claudicar tras desplomarse la libra y verse penalizada la deuda pública. Primero sacrificó a su ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, y luego nombró a uno de sus oponentes en el partido, Jeremy Hunt, para gestionar las cuentas públicas.

Al minuto el nuevo titular de la cartera de Economía enmendó el plan de Truss y dejó a esta "con cargo pero sin poder", como apuntaba un diario británico. Era un mal presagio. Los mercados habían dictado sentencia.

La nave se hundía y se tuvo que corregir el rumbo. En esencia, el mensaje era: los experimentos, con gaseosa. Y más en un momento en el que instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), antaño defensoras de los ajustes duros y la austeridad, reforman, quizás temporalmente, sus recetas ultraliberales y optan por reclamar subidas fiscales a quienes más tienen y apoyo a quienes son más vulnerables.

Los analistas e incluso quienes suelen ser un apoyo natural para los conservadores han atacado sin piedad la fórmula anunciada por Truss. "Además de la duración de su servicio, el mandato de Truss será recordado por la "Trussonomics", el nefasto experimento de vastos recortes fiscales sin financiación que se disfrazó de reforma por el lado de la oferta", afirmaba uno de ellos. Aviso a navegantes. Por si alguien lo pensaba, no mandan solo los votantes. En fin, 'Bye bye Trussonomics'. 

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