La cerámica de Llaneza

Sonó mi móvil. “Le paso con el Señor Llaneza”, me dijo su secretaria. Acababa de empezar el mes de febrero, y el bueno de José Manuel me llamaba para felicitarme por el documental que acabábamos de estrenar en Movistar+ sobre Juan Carlos Unzué, “Vivir valELA pena”.Era una felicitación de fe: ”Te digo la verdad, no lo he podido ver aún, pero sí lo ha hecho mi mujer y me ha dicho que es fantástico, está impresionada, y si lo dice mi mujer, es que lo es” me dijo al empezar la conversación.

Pero había algo que lo tenía como loco. Me contó, feliz y orgullosísimo, que el alcalde de Villarreal, José Benlloch, le había concedido la medalla de oro de la ciudad de la cerámica junto a Pau Torres y Sebastián Mora. Cuando colgué el teléfono, mi cabeza se detuvo un instante en aquello, en la alegría que le brotaba ante el reconocimiento, barruntando que me faltaba una pieza que él evitó desvelarme.

Al hacer público poco después que sufría leucemia, entendí más aquella ilusión y solo deseé con fuerza que pudiera disfrutar de su medalla de oro, como así fue, en el mes de junio.

En la historia del Villarreal

Llaneza es el hombre más importante en la historia del Villarreal, porque fue él quien hizo el mejor fichaje 'groguet' en 1997, cuando posibilitó la llegada de Fernando Roig al club como máximo accionista. Su mérito fue trabajar de forma incansable y acertadísima para el club, sabiendo ocupar su sitio tras la llegada del nuevo propietario. Roig y Llaneza se convirtieron en una dupla extraordinaria que llevó al club donde está, siendo sus dos semifinales de Champions y su título de Europa League la mejor foto de un trabajo muy bien hecho sobre unas bases sólidas.Qué guiño esa semifinal de mayo…

No volví a hablar con José Manuel salvo por mensaje, me estremece despedirlo un mes después del fallecimiento de su esposa. Allá donde esté recordará aquella noche en el Camp Nou con Craioveanu estelar, cuando el Villarreal ganó 1-3 y salió en las televisiones de medio mundo anunciando que algo muy grande se cocía en la tierra del azulejo. Hasta siempre, querido José Manuel, la mejor cerámica se templó en tu horno.

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