El primo de El Corte Inglés

«Yo nunca he comprado por Amazon. Jamás lo necesité». Con esta frase me sorprende esta semana Ana, una compañera de trabajo con la que coincido en las escaleras, después de que yo le haya explicado qué llevo dentro de esa caja que tanto le extraña. Es un accesorio muy particular para mi perro Pipo que no encuentro en ningún otro sitio, con esas características, a ese precio y que llegue tan rápido.

Ana no está sola en su decisión de dejar de lado al gigante del comercio electrónico de Jeff Bezos. Los detractores de Amazon son legión, ya sea porque le culpan de todo el daño que Internet hace al pequeño comercio o porque consideran que sus prácticas comerciales y laborales son demoníacas. Lo han descubierto a través de cualquier libro o documental anti Bezos, como el reciente Estados Unidos de Amazon, de Alec MacGillis.

Pienso en las palabras de Ana días después al entrar en un comercio de barrio a comprar dos ramos de flores que su dueña, Pili, prepara a la medida de mis jarrones de boca estrecha. Su conocimiento y mimo, igual que sus canas, son ilocalizables en ningún comercio electrónico.

La convivencia entre el universo de Bezos y el de Pili es posible, como explicó ayer en estas páginas Dimas Gimeno, el sobrino del que fuera todopoderoso presidente de El Corte Inglés, Isidoro Álvarez, fallecido en 2014. Gimeno sucedió a su tío al frente de la cadena hasta que fue destituido por sus primas e hijas del prohombre fallecido, Marta y Cristina Álvarez.

A pesar del revuelo mediático y judicial causado por el enfrentamiento entre las hermanas y Gimeno, hoy la pelea es historia, al menos en público, tras un pacto con indemnización millonaria de salida incluida. Marta es ahora la presidenta. Enterrada el hacha de guerra, Gimeno, el primo de El Corte Inglés -cual si fuera pariente del de Zumosol-, cree en el renacer del comercio y está volcado en su proyecto empresarial, Wow Concept, un modelo que diluye las barreras entre la tienda física y la digital y que está situado en Madrid.

El empresario defiende el reparto de roles entre la tienda física («nos gusta ir de compras») y el comercio electrónico («cuando quieres algo de forma rápida y barata») tras la pandemia. Coincido con él en que hay espacio para todos, tanto para el botiguer como para Amazon, aunque Ana no lo vea necesario.

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