Visita de los Reyes

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Aprovechar el buen clima entre Alemania y España

No es la primera vez que los intereses de España y los de Alemania acaban coincidiendo más que con otros miembros de la UE como Francia

El rey Felipe VI saluda unos niños en la visita de Estado a Berlín

El rey Felipe VI saluda unos niños en la visita de Estado a Berlín / EFE/ Juanjo Martín

La visita de Estado de los Reyes a Alemania viene a reafirmar el buen momento por el que pasan las relaciones entre ambos países. La amistad y la cooperación existente entre España y Alemania es un hecho verificable que se viene produciendo, con algún altibajo, desde hace décadas y que se ha visto reforzado en los últimos meses. Por un lado, por la coincidencia de dos socialdemócratas al frente de ambos gobiernos, Pedro Sánchez y Olaf Scholz, que han demostrado tener buena sintonía personal y política, y, por otro, porque la difícil coyuntura europea, como consecuencia de la guerra en Ucrania, y en particular el complicado momento en el que se encuentra Alemania, con la amenaza de Putin de cortarle el suministro de gas, ha reforzado el vínculo entre los dos países. Han sido esas circunstancias, y el apoyo que Scholz ha recibido de Sánchez para afrontarlas, con el respaldo, por ejemplo, a la construcción del gasoducto Midcat, al que Francia se resiste, las que han permitido estrechar aún más la conexión política entre España y Alemania. 

Es en los momentos de turbulencias cuando se comprueba quiénes son los socios de fiar. Al igual que está pasando ahora ocurrió en 1989 cuando, tras la caída del Muro de Berlín, el entonces presidente Felipe González apoyó sin objeciones la intención de Helmut Kohl de reunificar Alemania frente a los reparos de países como Francia e Italia, que temían el poder que podía alcanzar una Alemania unificada. Aquel respaldo reforzó aún más lo que ya era una excelente relación entre González y Kohl y fortaleció también la amistad entre los dos países. Hubo después sus más y sus menos. Especialmente cuando el presidente Aznar despreció a «la vieja Europa» (Alemania y Francia) que se oponía a la guerra en Irak que él avaló con el orgullo de sentirse aliado del entonces presidente de EEUU, George W. Bush. Fue quizás el momento más delicado de las relaciones hispano-alemanas, aunque no hay que olvidar que los ciudadanos españoles -y el Gobierno de Zapatero- no se sintieron bien tratados en la era Merkel, por las exigencias germanas de recortes sociales durante la crisis que comenzó en 2008. 

Esos avatares, propios en cualquier caso de las derivas políticas y de los intereses coyunturales de cada país, no impidieron que la relación siguiera siendo buena. Desde luego en lo económico. Alemania es el segundo socio comercial de España, después de Francia, y recibe el 11% de nuestras exportaciones mientras el 13% de los productos que importamos vienen de aquel país. Por otra parte, el flujo de turistas alemanes que año tras año visitan España y que representan el tercer grupo en importancia, solo detrás de Reino Unido y Francia. 

Intensificar esos intercambios comerciales y económicos y estrechar más si cabe la conexión política y afectiva entre ambos países -con gestos como la presencia de casi un centenar de escritores españoles en la Feria del Libro de Fráncfort, en la que España es en esta edición el país invitado y que inaugurarán Felipe y Letizia- puede contribuir también a ello. Es el objetivo de la visita de los Reyes a Berlín y de las cumbres bilaterales entre Sánchez y Scholz que la han precedido. A España le conviene aprovechar ese momento dulce en las relaciones y también el cambio de posición del Ejecutivo alemán que, afectado, incluso más que otras naciones de la UE, por la elevada inflación y el miedo a la penuria energética, ha flexibilizado sus posiciones respecto a la política fiscal, el déficit, la deuda y el gasto público.