Apuntes en blanquiazul
Porteros
Señor Diego Martínez: antes de que empiecen a verse pañuelos por el juego del equipo y se redirijan al banquillo, sea valiente y escoja a un portero
Sergi Mas
Periodista
Dicen que los porteros de fútbol disponen de un gen que les hace especiales, porque no resulta normal que cuando les viene un tío de frente con la pelota en los pies se tiren al suelo con las manos estiradas para intentar pararlo. No es normal.
El desparecido guardameta argentino Amadeo Carrizo, internacional en su selección en los años 40 y 50, acuñó una frase que deberían grabarse a fuego aquellos que ocupan esta demarcación: “un gran portero se hace comiéndose 400 goles… siempre que no sean en el mismo campeonato”. O sea, que se aprende encajando, aunque todos sabemos que de encajar a cagarla hay pocas letras de diferencia.
En esta campaña la están cagando fuertemente los dos porteros del Espanyol. De uno, Lecomte, ya lo sabíamos que no paraba ni los taxis. Hace unas semanas, en casa y ante el Real Madrid, Lecomte era un flan con mucha nata. Desde el minuto cero allí temblaba todo. Acabó expulsado por un ‘ataque de portero’.
Tras el fiasco de Cádiz tras el puñetazo al aire del arquero belga en el primer gol cadista (me recordó a la caricatura del gran Forges al rebautizar a ‘Arcomanta’) y después de encajar un segundo gol por debajo de las piernas, el debate semanal perico no se detiene.
Algún día deberá explicar alguien los méritos del guardameta belga para fichar a un portero que la temporada pasada pertenecía al Atlético de Madrid, y un tal Cholo Simeone ni siquiera lo alineó en el encuentro de Copa que los colchoneros jugaron ante el Rayo Majadahonda, y que ganaron por 0 a 5. Los 90 minutos los jugó Oblak. Rayo Majadahonda. Oblak. 0 a 5. y con 0-3 en el descanso. Oblak. Lecomte chupando banquillo.
En cuanto a Álvaro Fernández, que vino del Huesca avalado incluso por el mismo periodismo que ahora duda de él, lleva dos seguidas que acarrean sendos goles: la indecisión en Anoeta y el error garrafal ante el Valencia: viene por alto, la toco, no la cojo, mejor no y evito un córner, la dejo pasar y gol. Demasiadas dudas en un segundo.
Señor Diego Martínez: antes de que empiecen a verse pañuelos por el juego del equipo y se redirijan al banquillo, sea valiente y escoja a un portero. Se lo pongo fácil, pues. Pacheta nos conoce y sabrá dónde hacernos pupita.
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