El nuevo Govern
Editorial

Editorial

Los editoriales están elaborados por el equipo de Opinión de El Periódico y la dirección editorial

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Gobierno plural sin mayoría

Aragonès ha demostrado rapidez y firmeza para seguir en solitario, pero rechaza el apoyo de quienes se lo ofrecen y busca el de quienes se lo han retirado

El 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès.

El 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès. / Lorena Sopena

El primer gobierno de un único partido desde la recuperación de la Generalitat es una apuesta de Pere Aragonès y de Esquerra por la pluralidad, desde el centro hacia la izquierda, y desde el soberanismo hasta el independentismo. La mayoría de los nombres son, de entrada, solventes y despejan las dudas de que el partido sería incapaz de encontrar cuadros preparados. Hay hasta tres 'exconsellers' (Joaquim Nadal, Meritxell Serret y Manuel Balcells) y personalidades con larga trayectoria política, sea en el ámbito parlamentario (Carles Campuzano), la administración (Natàlia Mas) o municipal (Juli Fernàndez). No es, pues, un experimento sino gente acreditada que desde el primer día podrá ponerse a trabajar. Saldado el tema de la solvencia, falta vez cómo van a poder gobernar. Cuentan con 33 diputados en una cámara de 135. Los mismos que el primer partido del hemiciclo, el PSC, y uno más que el socio de gobierno hasta el viernes, Junts. Los primeros se han ofrecido a pactar los presupuestos y Esquerra los ha rechazado. Los segundos anuncian que se pasan a la oposición hasta el punto de cuestionar la legitimidad del mismo gobierno, aunque Esquerra ha dicho que los quiere de socios. Y quienes podrían ser aliados estructurales, los Comuns, dijeron ayer mismo que este gobierno nace «muerto». Parece, pues, que la pluralidad de los nombramientos no responde a ningún tipo de acuerdo tácito o de guiño a algunos de sus potenciales socios parlamentarios. Esa es el impresión que da. De lo que se deduce que lo que está planteando Esquerra con este nuevo gobierno es un desafío a los adversarios con los que tiene espacios electorales limítrofes: la antigua Convergència, el PSC y el mundo de Podemos. Formaría parte, pues, de ese mantra tantas veces repetido por los republicanos de «ensanchar la base», la «Catalunya entera» o la mayoría del 80% partidaria de un referéndum a la que se refirió el pasado viernes Aragonès. Esta estrategia, que conectaría con la idea de la ley de la claridad con la que abrió el debate de política general, tiene la virtud del realismo político y se aleja del irredentismo de los que han empujado a Junts fuera del gobierno. Y rompe, de alguna manera, los bloques en los que está enrocada la política catalana.

Con todo, la operación no deja de tener un aire y un riesgo de caer en el partidismo. Daría la impresión que este es un gobierno para conseguir que Esquerra gane las próximas elecciones municipales convirtiéndolo en un partido catch all del soberanismo de izquierdas. Y si eso es así, puede ser ingenuo pensar que los futuros damnificados sostengan a un gobierno hecho para arañarles votos. Si esta dinámica llegara a producirse, la precariedad de este gobierno monocolor y sin mayoría sería inquietante para la correcta administración del interés general de todos los catalanes. Esperemos, pues, que no sea así y que Esquerra no pierda la oportunidad de volver a ser el partido hegemónico que fue antaño, pero para conseguirlo no puede pensar que el resto de formaciones van a sacrificarse sin plantar batalla. Por lo tanto, la siguiente misión de este equipo plural y solvente debe ser conseguir la estabilidad que pedía Aragonès a sus antiguos socios y que ahora es su sola responsabilidad. Los primeros pasos son firmes y en la buena dirección, pero no han de beneficiar solo a un partido sino al conjunto de la sociedad. Ese es el encargo que deben recibir los 'consellers', y poner el talento y la experiencia que tienen al servicio de ese interés general. Y, luego, ya se verá si lo premian los electores.