Apunte

Presupuestos y realidad

Las constantes revisiones a la baja del crecimiento acrecientan las dudas sobre las cuentas para 2023

María Jesús Montero

María Jesús Montero / David Castro

Agustí Sala

Agustí Sala

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Sabemos que el papel lo aguanta todo. Y eso sucede con los presupuestos públicos. Lo dice el origen de la misma palabra: “prae” que significa "antes" y “suponere” cuyo significado es "supone", es decir "considerar como cierto o real algo a partir de los indicios que se tienen" o "considerar como cierto o real algo que no lo es o no tiene por qué serlo", entre otras acepciones que recoge el diccionario de la Real Academia Española.

Las cuentas entregadas por el Gobierno al Congreso el jueves son eso: un "pre-supuesto". Pero no solo este año sino los anteriores, aunque ahora con más las dudas. El proyecto se sustenta en un crecimiento de la economía, que el Ejecutivo ha rebajado al 2,1% el año que viene, tras revisarlo en más de una ocasión.

El problema es que el Banco de España lo ha recortado hasta el 1,4% y BBVA Research, al 1%. Si la tendencia final es esa, las cuentas pueden ser más que una hoja de ruta --su función-- un papel mojado. Y en especial en el apartado de la recaudación, que se prevé récord. Incluso sin tener en cuenta los ingresos previstos por el impuesto temporal (2023 y 2024) a los patrimonios de tres millones de euros, aunque sí los de otras nuevas figuras como el gravamen a la banca y a las energéticas. Y no digamos el IRPF o el IVA, con elevados crecimientos previstos del 7,7% y el 5,9%, respectivamente.

Algo parecido sucede en la inversión, con un un alza prevista del 33%. Tristemente, una cosa es lo que se presupuesta y otra lo que se ejecuta. Al ejemplo como el de 2021 me remito, con un nivel de ejecución que no llegó ni al 40% en Catalunya. La ministra del ramo, Raquel Sánchez, en una entrevista con EL PERIÓDICO asegura que precisamente este año se están centrando en la ejecución. Veremos.

Dado el actual contexto, con una intensa desaceleración en ciernes, que requerirá seguramente más gasto del previsto, lo que mejor será seguir impulsando la economía con el chute de los fondos europeos para evitar ajustes posteriores, que siempre son dolorosos. Pero como será un año electoral, quizás los dejen para más adelante.

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