Artículo de Jordi Serrallonga

Más madera para la evolución humana

Hallazgos de fósiles humanos pasean por la alfombra roja durante el verano; pasado el estío, es el momento de reflexionar sobre una campaña muy productiva

Una excavación arqueológica.

Una excavación arqueológica.

Jordi Serrallonga

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"El final del verano, llegó... y tú partirás". El Dúo Dinámico cantaba sobre un amor de verano y, con el fin del estío, también desaparecen otros amores que no son de carne, pero sí de hueso: el objeto de deseo de los científicos y científicas que trabajamos en evolución humana. Me refiero a los fósiles de homininos bautizados con nombres que no desearíamos ni para el peor de nuestros enemigos. Están a buen recaudo en varios centros de investigación, aunque, poco a poco, parece que su aureola estival se hubiera disipado. Es normal. Como ocurre en ciudades y pueblos cuando marchan los veraneantes de temporada, los excavadores han cerrado sus respectivos chiringuitos arqueológicos y paleontológicos hasta el próximo verano. Se han acabado las vacaciones académicas. Además, en tanto que, durante la tregua veraniega, los medios de comunicación tenían hueco para convertir a simples vestigios del pasado en los héroes del momento, con la vuelta al curso político y económico, televisiones, radios y periódicos otra vez van llenos de crisis y conflictos. Julio, agosto y principios de septiembre son la alfombra roja para los fósiles fantásticos, y el resto del año es el reino de los 'muggles': políticos, jueces, reyes, banqueros y otros 'sapiens' mortales nada mágicos.

Para ponernos al día –así me lo pedían los alumnos y alumnas del grado de Antropología y Evolución Humana de la UOC-URV–, haremos un resumen de algunas de las sorpresas acaecidas en el verano de 2022. No se asusten; el marco del rompecabezas de nuestro árbol evolutivo no ha cambiado sustancialmente –seguimos descendiendo de formas simiescas africanas– pero sí contamos con más piezas que, una vez encajadas, arrojan nueva luz sobre el origen, evolución y comportamiento de los homininos fósiles. Por ejemplo, tras dos décadas en la 'nevera', se ha publicado el estudio de un pequeño fémur atribuido al 'Sahelanthropustchadensis'; un arcaico hominino hallado en el Chad por el equipo de Michel Brunet, y apodado Toumaï («esperanza de vivir» en la lengua de las gentes del desierto de Djurab). El hueso fue redescubierto, al revisar los materiales paleontológicos, por una joven investigadora: Aude Bergeret-Medina. Desde la presentación de los restos de Toumaï, en 2002, existía un acalorado debate entre los que proponían una locomoción bípeda –como la nuestra– para 'tchadensis', y los defensores de una cuadrupedia similar a la del chimpancé. Por fin, el análisis del fémur parece ratificar –aunque no todos los especialistas están de acuerdo– la hipótesis de una criatura bípeda. Esto la convierte en el hominino más antiguo conocido, pues la base del árbol evolutivo humano envejece un millón de años: de los 6 millones de 'Orrorintugenensis' (lago Baringo, Kenia) a los 7 millones del 'Sahelanthropus'.

También envejecen las dataciones en Atapuerca (Ibeas, Burgos). Con motivo de su visita al Club de los Lunáticos y Lunáticas del Museu de Ciències Naturals de Barcelona, la coordinadora de las excavaciones en la Sima del Elefante –la arqueóloga del IPHES Rosa Huguet–, nos explicó cómo exhumaron parte de la cara de un sujeto del género Homo que todavía no han podido clasificar. Lo interesante es que se encuentra en unos niveles estratigráficos comprendidos entre los 1,2 y 1,4 millones de años. Dicho espécimen, sumado a las evidencias halladas en Orce (Granada), convierten a la Península Ibérica en la región de Europa occidental con humanos fósiles más antiguos. Y cerca de casa, en el Abric Romaní (Capellades, Barcelona), el reciente júbilo de Eudald Carbonell, Palmira Saladié y M. Gema Chacón respondía al hecho de haber dado con restos óseos de 'Homo neanderthalensis'. Recuerdo cuando, en 1989, siendo un inexperto estudiante de la UB, llegué al Romaní. Después del Abric dels Colls, bajo la dirección de Josep M. Fullola Pericot, iba a excavar con Eudald y su viejo salacot. En aquella campaña apareció el primer objeto de madera carbonizada y vino mucha prensa. Tras la última entrevista, mientras en el radiocassette sonaba otra balada diferente a 'Amor de Verano' –'Rock&Roll Star' de Loquillo y los Trogloditas–, Eudald me dijo: "un día encontraremos al neandertal". Y aquí está, junto a otros homininos, en la alfombra roja del verano.

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