Artículo de Alejandro Giménez

Las Rambles, en plural

El proyecto se arremanga: movilidad, infraestructuras, actividad, verde, iluminación, terrazas, estatuas humanas… de lo más general a lo más particular y, con tiento, deja una puerta abierta a rectificaciones y mejoras

Recreación virtual (render) de la reforma del tramo inferior de la Rambla, con Colón al fondo

Recreación virtual (render) de la reforma del tramo inferior de la Rambla, con Colón al fondo / Ayuntamiento de Barcelona

Alejandro Giménez Imirizaldu

Alejandro Giménez Imirizaldu

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Hoy, 3 de octubre, entraron las máquinas para transformar Las Rambles. Deberían ponérsenos los pelos del cogote como escarpias ante una obra de tal dimensión, posición y calado en Barcelona. Cómo olvidar el 'lífting' de paseo de Gràcia y esa inyección de bótox que paralizó la unión de los tranvías por la Diagonal. 

El documento ejecutivo presentado el pasado martes apunta otras maneras, empezando por el nombre de la propuesta ganadora del concurso internacional: Les Rambles. Un plural inclusivo que asume la complejidad, lee por tramos y episodios, analiza conflictos y potenciales y da cobijo a muchas voces. En nuestras Rambles no sobra nadie. El proyecto se arremanga: movilidad, infraestructuras, actividad, verde, iluminación, terrazas, estatuas humanas… de lo más general a lo más particular y, con tiento, deja una puerta abierta a rectificaciones y mejoras. Destaca la voluntad de ordenar quioscos, castigados con la incertidumbre, por un lado (aunque algunos desbordan torpemente por los dos). También la disposición asimétrica, que reserva espacio para transporte público y bicis, afloja alcorques e incluye mobiliario inclusivo. 

La forma tangible de lo urbano podría eclipsar unos fondos que acompañan y sostienen la propuesta. La construcción de un cuerpo cultural articulado en torno a Las Rambles promete. Estupenda la emisora de radio en directo. Difícil el objetivo de un comercio autóctono pero la protección de algunos locales representa un esfuerzo valioso. También querríamos más vecinos en Las Ramblas. Un gobierno municipal, por voluntarioso que se ponga, lo tiene crudo: son 18 esforzados regidores contra el capitalismo global. Felicitémonos por los APROP, alojamientos de proximidad construidos en seis meses a 70 metros del Pla del Teatre, finalistas del FAD y Premio Europeo Bauhaus. Otro mundo es posible.

Las Rambles dan nombre a los tramos de un río que discurre desde la fuente de Canaletes hasta el delta de Santa Mónica. No nacieron avenida. Fíjense cómo iglesias y palacios se ponen de lado o se apartan. Los árboles y las aceras llegan tras la desamortización y derribo de conventos, pero es el primer ferrocarril metropolitano de la ciudad lo que las convierte en columna vertebral. Rambla viene del árabe 'ramlah', arenal, riera. En su cauce final se arramblan las siguientes funciones: Comandancia de Marina, Capitanía General, Gobierno Militar, Sector Naval, Sector Aéreo, Subdelegación del Ministerio de Defensa e Instituto Social de las Fuerzas Armadas. Además de la antigua Foneria de Canons y las Drassanes Reials. 

La ingeniería militar hizo posibles grandes construcciones sobre terreno ganado al mar. Hoy secuestran el caudal cívico de nuestra más insigne arteria. Sus plantas bajas son ciegas. Sus puertas se blindan a la ciudadanía y su peso simbólico carga sobre la base de la espina dorsal de Barcelona. Tal vez ese coxis, esos volúmenes considerables, admitirían cintura, funciones y transparencias más consideradas con los vecinos y visitantes de nuestra ciudad.

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