Opinión

Rafael Vilasanjuan

Desde Rusia ¿con amor?

Vladimir Putin

Vladimir Putin / KONSTANTIN ZAVRAZHIN / SPUTNIK / EFE

Con la anexión de los territorios ocupados, la batalla del desgate en Ucrania no ha hecho más que empezar. Si alguien pensaba que la guerra se libra solo en el frente y que el avance tímido de las tropas de Ucrania iba a poner el resto hasta sacar al ejército rojo, tal vez no haya medido bien la estrategia que mejor controla Vladimir Putin: la resistencia. Desde que alcanzó la presidencia su mandato ha estado rodeado de guerras. Desde Chechenia hasta Ucrania, pasando por Georgia, o Siria no ha perdido en ninguna, aunque tampoco pueda decirse que las haya ganado. Resiste con la fuerza de las armas. Basta mirar cómo tiene el patio. Chechenia se mantiene con un dictador sanguinario que ha ido a matar a Ucrania, Georgia esta anestesiada con tanques vigilando cualquier maniobra hostil y Siria lleva camino de perpetuar al mismo dictador que provocó la guerra, solo que ahora su venganza es aún más cruel. Ucrania, tiene pinta de convertirse en una guerra larga de desgaste, con occidente permanentemente en el filo, incluyendo una amenaza nuclear

Este es el sentido de la anexión de los territorios del Donbas en el este de Ucrania, que no por ilegal deja de ser una victoria del Kremlin. Cuando más fuerte arreciaba la crítica interna a Putin, el anuncio con los cuatro peones de las provincias robadas arropando la figura del líder ruso cierra el debate. Los nacionalismos son tan excluyentes que cualquier crítica es traición. Pasa en todos, pero aquí además se paga con cárceles y tortura. Poco importa que no controle ni siquiera la totalidad de esos territorios, ahora la narrativa cambia, quien los ataque está atacando a Rusia, ahí está la nueva línea roja que apunta directamente a occidente. La guerra se extiende y probablemente se aleja el horizonte de un diálogo que permita soñar con una alto el fuego. Como en el clásico de James Bond, mientras se anexiona con amor los territorios en la frontera, los que está enviando Rusia es un mensaje envenenado. 

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