Artículo de Josep Cuní

Àngel Casas, lejos del ‘show'

El periodista y presentador supo labrar una tierra hasta entonces baldía para hacerla suya

ANGEL CASAS TV

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Josep Cuní

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El de la FM era un dial incipiente. Ni siquiera se conocía como tal. Todas las emisoras tenían la obligación de emitir en lo que se anunciaba ampulosamente como Frecuencia Modulada. Así, con todas sus palabras. Los entendidos le auguraban un gran futuro. Lo fue.

A pesar de ello, ninguna radio sabía qué hacer con aquel complemento técnico al que destinaban el más pequeño, rudimentario y precario de sus estudios. Que sonara mucho mejor tampoco era valor suficiente, al fin y al cabo la calidad de la mayoría de los transistores y los receptores caseros no daba para más y no existía el hábito de cambiar de banda. En estas, Radio Barcelona, de nuevo la primera, puso en marcha su segundo canal con una cuidada selección musical que el tiempo erigió en antesala de las exitosas radiofórmulas actuales. 

Detrás de aquella idea estaba el mismo periodista musical que dirigía ‘Trotadiscos’. Un programa avanzado a su tiempo presentado por Constantino Romero y Rafael Turia a los que durante alguna temporada se les sumó Pepe Antequera como contrapunto ya que sus estilos y preferencias no tenían nada que ver. En el control, entre el técnico de sonido y el montador musical, una voz detrás de unas gafas dirigía y daba el paso de acuerdo con el ritmo que dominaba.

Primeros años 70, el franquismo languideciendo lentamente y las bocanadas de la ansiada libertad seguían sujetas a su paso previo por la censura resistente que seguía supervisando la banda sonora de unas vidas expectantes. Al hilo de aquellos referentes que uno no podía dejar de escuchar si quería saber qué cantaba el mundo, se añadiría ‘Vibraciones’, la revista con el sello indiscutible de quien este sábado enmudeció. Luego vino todo lo demás. 

Àngel Casas ya era una referencia cuando montó su ‘show’ televisivo en TV-3. La pantalla, sin embargo, imprime carácter y él lo había comprobado durante el quinquenio anterior al frente de ‘Musical Express’ en el segundo canal de TVE. Pero aquel programa de culto nada tenía que ver con el gran espectáculo que, junto a ‘Dallas’ y el Barça, ayudó a proyectar TVC. Primero porque saltar a un primer canal siempre comporta acercarse a un público más amplio y alejarse del concienciado y alternativo para ganarse al nuevo y transversal. Y segundo porque Televisió de Catalunya había nacido para ser algo más que la cadena antropológica que pretendía el por entonces director general del único ente público existente. Y así fue como la fuerza de la novedad, el impacto, la osadía y la proximidad de algunas estrellas rutilantes hicieron creer a algunos catalanes que Show era el segundo apellido de quien siempre supo qué, cómo y por qué hacía lo que hacía. 

Alguien dijo que el mejor fertilizante para un terreno son las huellas de su dueño. Àngel Casas supo labrar una tierra hasta entonces baldía para hacerla suya. Se empeñó en abonarla adecuadamente y pudo recoger sus frutos antes de que la salud le consumiera. Mantuvo el buen humor que le caracterizaba y que destiló en sus libros a pesar de los ataques de la vida que no solo fueron físicos. Siempre escribió y dijo lo que creía conveniente. Se sentía libre porque el crítico profesional que nunca dejó de ser se impuso a la persona que agradecía la cercanía. Y porque el adelantado a su tiempo siempre suele llegar antes a todo. Incluso a sus propias conclusiones.

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