Crisis en el Govern

Junts: ser, con los pantalones bajados, o no ser

Consumado el inicio de la marcha hacia el no ser de JxCat, todo serán ventajas para los de Junqueras

Rueda de prensa después de la reunión ejecutiva del partido de Junts x Cat con Jordi Turull y Laura Borràs

Rueda de prensa después de la reunión ejecutiva del partido de Junts x Cat con Jordi Turull y Laura Borràs / ELISENDA PONS

Xavier Bru de Sala

Xavier Bru de Sala

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Ser, con los pantalones bajados, o no ser. No hay otra la cuestión que esta, militantes y cabecillas de la neoconvergencia de Turull. Ya que con la destitución de Borràs no picaron el anzuelo que debía sacarles de las aguas plácidas para iniciar la larga agonía en la inhóspita arena invernal, ahora les han puesto un gusano coreano de los que muerden y según los expertos es infalible: la destitución fulminante del vicepresidente Puigneró. Ofensa irremontable. Si entonces se limitaron a desabrocharse los pantalones, ahora están obligados a autocatapultarse al exterior o humillarse y seguir a Aragonès con las perneras atadas a los tobillos. Ser, con los pantalones abajo, o no ser, he aquí el dilema. Ni unidad estratégica, ni autodeterminación ni coordinación en Madrid. De la negociación exprés con ERC y las tres tan famosas como efímeras condiciones propuestas por Junts no se va a cantar ni gallo ni gallina. O mejor dicho, una de dos, o cantará Junts, sin plumas y a la intemperie, o bien irá picoteando por el corral en formato gallina.

Para tratar de apaciguar el vértigo y medir 'grosso modo' la profundidad del abismo, Junts espera el resultado del 1-O, que ya se puede avanzar sin peligro de error. Éxito según se mire, traducción en votos según se quiera interpretar. Más que un test o un indicio, se trata de tomar impulso para atenuar el vértigo del salto al vacío. Las advertencias de los arúspices son claras: "si salís del gobierno no volveréis". 'Never more'. Cuento de miedo de Poe. Espacio cada vez más residual en disputa con la CUP. Si alguna vez hay nuevo empuje no será liderado por ninguno de los de ahora.

Consumado el inicio de la marcha hacia el no ser de JxCat, todo serán ventajas para los de Junqueras. Por fin en la cumbre pujoliana del Govern en solitario, con los apoyos asegurados hasta las elecciones generales de primeros del 24. Regreso del cruzado mágico, por lo menos mientras PSOE y ERC se necesiten. Y sobre todo lo otro, imagen de moderación, radicalismo retórico pero partido de orden. Ahora que están de moda, como en Italia o en Suecia, los maximalismos inoperantes.

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