El poder de Zapatero crece en Madrid
Albert Sáez
Director de EL PERIÓDICO
Soy periodista. Ahora en EL PERIÓDICO. También doy clases en la Facultat de Comunicació Blanquerna de la Universitat Ramon Llull.
Albert Sáez
Madrid es una ciudad muy dada a la rumorología. Los personajes se valoran por su proximidad al poder, mejor dicho a los poderes. Hay quien tiene siempre abiertas las puertas de la Zarzuela. Hay quien tiene abiertas las de los rascacielos del Ibex-35. Y hay quien tiene abiertas las puertas de la Moncloa. Luego están unos pocos que tienen abiertas todas las puertas. Es difícil hoy que en una conversación sobre el momento que atraviesa el Gobierno de Pedro Sánchez no salga el nombre de uno de sus antecesores: José Luis Rodríguez Zapatero.
Desde hace tiempo se le conoce su capacidad de mediación con Unidas Podemos, tanto en tiempos de Iglesias como ahora con Yolanda Díaz. Parte de su equipo en el PSOE está ahora en la cocina de la Moncloa. Y sus tentáculos son más que evidentes en el aparato de comunicación del PSOE y de la Moncloa. Ahí está su exsecretario de Estado de Comunicación Miguel Barroso, en la cúpula de un gran medio de información. Y tantos otros. Puestos a ver la sombra de Zapatero, la última maniobra que se le atribuye es el relevo en la presidencia de RTVE. Incluso le relacionan con la consultora de quien fue su mano derecha, Pepe Blanco.
En muchos países democráticos es habitual que los expresidentes sean consejeros áulicos de los titulares del poder. Se les supone experiencia, contactos, sabiduría. Otras cosa es que esa presencia sea más o menos transparente a los ojos de la opinión pública. La rumorología a veces esconde la realidad y otras lo que hace en engrandecer las nimiedades. El tiempo dirá si en el caso del peso de Zapatero en la política de Sánchez es más lo primero o lo segundo. Sea como sea, parece evidente que tras la ruptura entre Sánchez e Iván Redondo las ideas le llegan al presidente del Gobierno del mundo de su antecesor. Ello explicaría una cierta distensión con Podemos y la aversión a cualquier tipo de pacto con el PP. Y también algunos movimientos de los barones que, como Ximo Puig, no están dispuestos a recibir la primera bofetada a los vaivenes de Sánchez. Las tertulias madrileñas no resuelven mayoría de esas incógnitas pero el clima que se está creando, a pesar de que las condiciones objetivas son otras, se parece mucho a aquella retirada por etapas precisamente de Zapatero en 2011.
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