La Tribuna de Eulàlia Vintró

Catástrofe mental en la izquierda italiana

Algunos personajes conocidos del PD critican que se haya dedicado más esfuerzo a las alianzas que a la definición de su línea política

Enrico Letta.

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Eulàlia Vintró

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'Catástrofe mental'. Con estas palabras Massimo Cacciari termina una entrevista que ha publicado recientemente el diario 'La Stampa'. Quien fue dos veces alcalde de Venecia y sigue siendo catedrático universitario de filosofía se manifiesta muy crítico con la izquierda italiana y, en concreto, con el Partido Demócrata. Según él, no basta con decir que la izquierda tiene dificultades sino que hay que decir que ha entrado en una confusión total y lo define como una catástrofe mental. Si el peligro es el fascismo, es decir, un ataque destructivo contra el Estado, ¿cómo no llegan todos juntos a encontrar la forma de combatir este riesgo? También cree que el grupo dirigente del PD debe hacer un análisis muy serio y revisar las alianzas políticas, ya que si PD y M5E se unen -lo deberían haber hecho desde 2018- entonces habrá un reequilibrio y la oposición de centro izquierda podrá hacer frente al Gobierno de derecha. De lo contrario no habrá esperanza alguna.

Esta opción, seguramente con muchos partidarios entre los militantes del partido demócrata, no es la única ya que hay tantos o más que, como Letta, su secretario general y ex primer ministro, no quieren hacer pactos con el partido M5E y su jefe, Conte, responsables de la dimisión del presidente del Consejo Mario Draghi y de las elecciones anticipadas que han dado la victoria a la coalición de derechas y permitirán la presidencia del Gobierno a la dirigente ultraderechista Meloni.

Si el PD -heredero del Partido Demócrata de la Izquierda, PDS, y del Partido Comunista Italiano, PCI- es la mayor fuerza de izquierdas, se podría incorporar a este espacio el partido Acción, liderado por el exministro Calenda, y el de Mateo Renzi, Italia Viva, que se definen como liberales y centristas. También el M5E, definido como populista y creado por el cómic Beppe Grillo, podría sumarse a él y constituir de cara a unas próximas elecciones una coalición que tuviera suficientes votos para ejercer el Gobierno. La derecha, pese a sus divergencias, ha sabido aprovechar la nueva ley electoral mediante su coalición ganadora, mientras que las izquierdas, centristas y populistas han perdido por presentarse separados.

Se conocen ya las primeras reacciones: Letta ha dimitido, convoca un congreso y no se va a presentar a la reelección. No todo el mundo tiene el buen criterio de dimitir ante un fracaso electoral, ni aquí ni en Italia, ya que Conte también ha descendido en número de votos, casi siete millones y ha pasado del 33% al 15%. Algunos personajes conocidos del PD critican que se haya dedicado más esfuerzo a las alianzas que a la definición de su línea política y otros esperan que el futuro congreso sea un debate de ideas y no de nombres propios, aunque ya empiezan a aparecer. También se abren dos opciones dentro del PD, unos quisieran que el grupo parlamentario discutiera de nuevo, ahora, todas sus funciones, cargos y actuaciones mientras otros prefieren esperar al congreso para decidir qué y cómo deben hacerlo.

Si se revisan los resultados electorales de Italia en las tres últimas elecciones en cuanto a los dos grandes partidos de izquierda y populista, se verá que en 2013 estaban empatados con un 25,5% de votos, que en 2018 los 'grilllini' obtuvieron el 32,2% y los demócratas solo un 18,8% y que en 2022 los demócratas han superado con un 19,06% la caída del M5E hasta el 15,5%. Este partido ha perdido a 175 diputados y 84 senadores. Sería razonable, pues, que se hagan análisis sobre la espectacular subida y bajada de esta formación al tiempo que continúan las investigaciones sobre la incapacidad del PD de recuperar votos e influencia política.

Es evidente que el panorama europeo se vuelve preocupante e inestable. La situación en Inglaterra tras el Brexit, en Francia el fenómeno Macron y la poca consistencia demostrada, la subida de la ultraderecha en Italia, pero también en Suecia, así como su presencia en muchos estados de Europa, por citar solo algunos casos, exigirían que las instituciones europeas abordaran con rigor los retos a asumir.

La catástrofe mental no es solo, por desgracia, de la izquierda italiana. Ojalá la asumieran todas las fuerzas democráticas y se esforzaran por darle la vuelta e iniciar su recuperación. Hagámoslo, nos jugamos mucho.

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