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El "cabreo" de Extremadura

El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, interviene durante un desayuno informativo organizado por 'El Periódico de España’, en el Hotel Westin Palace, a 26 de septiembre de 2022, en Madrid (España).

El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, interviene durante un desayuno informativo organizado por 'El Periódico de España’, en el Hotel Westin Palace, a 26 de septiembre de 2022, en Madrid (España). / Marta Fernández Jara - Europa Press

Martí Saballs Pons

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Guillermo Fernández Vara, presidente de Extremadura, pide más respeto para la región que preside. Fue más que explícito. Animó, dos veces, a aquellos que desprecian a esta comunidad autónoma a que se «metan -este desprecio- por el culo.» Médico forense de profesión, ha sido presidente extremeño en dos etapas: 2007-2011 y desde 2015 hasta ahora. Anuncia que repetirá candidatura en las próximas elecciones porque ya es abuelo y quiere lo mejor para sus descendientes. Pertenece al PSOE, aunque en su juventud simpatizó con el PP. Fernández Vara usó un acto en el hotel Palace de Madrid, organizado por El Periódico de España, con la presencia de dos ministras (María Jesús Montero e Isabel Rodríguez), para expresar su "cabreo" contra los que menosprecian a Extremadura y a España: "España no es un chicle para ir estirando", puntualizó. 

En su punto de mira, el sempiterno debate sobre la competencia fiscal entre comunidades que, en última instancia, depende de reformar, corregir, aclarar y ordenar el sistema de financiación autonómica. En definitiva: Dime cuánto gastas y en qué gastas y te diré cómo y de dónde debes ingresar. Fernández Vara no se mostró optimista ante la posibilidad de que haya un acuerdo básico entre los principales partidos. El mal modelo de financiación renovado por última vez en 2014 está para quedarse. Un elemento más para ampliar la múltiple lista de agravios que sirven a más de un presidente autonómico para justificarse ante sus ciudadanos. 

"Madrid solo produce el 4% de la energía que consume. El resto procede de regiones como Extremadura, exportadora neta de energía", explicaba Fernández Vara, que recuerda la capacidad extremeña para generar energía nuclear, hidroeléctrica y solar -lidera España en producción fotovoltaica-. ¿Cómo valorar esta, mal llamada, solidaridad? No empieza a extrañar que haya ya voces en esa comunidad que empiecen a reclamar que sus ciudadanos paguen menos por la energía que produce o, puestos a pedir, una cuota de pago por parte de las comunidades receptoras de energía.

Fernández Vara quiere poner a Extremadura en el mapa de la nueva transformación energética. "Fuimos los últimos en llegar a la revolución industrial, pero queremos ser los primeros en la nueva revolución", insistió. Para ello, confesó trabajar discretamente, sin perder un minuto, para atraer inversiones de calado. No solo en energías renovables, sino también en la anunciada planta de baterías de litio -aprovechando los proyectos mineros- en que participan la empresa española Acciona, controlada por la familia Entrecanales, y la china Envision, propiedad de Lei Zhang, una de las personas más ricas del mundo, cuyo objetivo, según expone en la visión de la compañía, es crear "un mundo de energías bonitas".

Con su vehemencia y lenguaje abrupto, el presidente extremeño se muestra como un vendedor de su tierra. Ofrece una estrategia económica y empresarial que pretende buscar inversiones porque sabe que solo así atraerá mejores empleos y mejores salarios, única fórmula para poder aumentar el nivel de vida de sus ciudadanos. Entiende -a diferencia de los socios del Gobierno de su partido en Madrid- que el crecimiento económico y la generación de riqueza es progreso. Usar la fiscalidad , necesaria, como herramienta no es suficiente. Mientras hay comunidades, como Catalunya, donde sus dirigentes llevan aletargados hace años, otras van avanzando.