Fumar con el estilo de Bette Davis
Dentro de un mes, se cumplen cien años exactos de la Marcha sobre Roma de Mussolini
Olga Merino
Periodista y escritora
Escritora y periodista. Master of Arts (Latin American Studies) por la University College of London (Beca La Caixa/British Council). Fue corresponsal de EL PERIÓDICO en Moscú en los años 90. Profesora en la Escola d'Escriptura de l'Ateneu Barcelonès. Su última novela: 'La forastera' (Alfaguara, 2020).
Olga Merino
A última hora del tontilunes de la Mercè, salgo a tirar la basura, despejar la cabeza y ver pasar gente desde una terraza. Pido una caña y enciendo un pitillo. Para no molestar al resto de clientes, suelo fumar como una imitación de Bette Davis; esto es, con el codo hincado en la mesa, el cigarrillo siempre enhiesto, la brasa en dirección a la luna y las caladas bien espaciadas entre sí. Para expulsar el humo, se echa la nuca hacia atrás y se proyecta el chorro hacia el espacio sideral, con fuerza, como un géiser enrabietado, como el faquir Kirman escupiría sus llamaradas de gasolina. ¡Ah, qué estilazo el de Bette Davis! A la diva de Hollywood se le atribuyen tantas sentencias cerbatana como a Churchill, pero algunas, aun apócrifas, merecerían su rúbrica. Esta, por ejemplo: «Si un hombre da su opinión, es un hombre. Si una mujer lo hace, es una zorra».
Desde luego, si Bette Davis se encontrara todavía entre el rebaño de los mortales y fuese vecina de Sitges, Tàrrega, Miravet o L’Escala, arrastraría un cabreo superior al que mantuvo con Joan Crawford durante el rodaje de ‘¿Qué fue de Baby Jane?’, y andaría mascullando «bitch, bitch» de la mañana a la noche. Resulta que la Generalitat pretende vetar el cigarrillo en las terrazas, justo ahora que los bares comienzan a levantar cabeza después de las restricciones por el covid. Hombre, puestos a señalar una presa, a poner orden y acribillarlos a multas, les sugeriríamos los patinetes descerebrados, si no fuera porque esa lechuga asilvestrada pertenece al huerto consistorial. ¿A qué tanta prisa? Los mohicanos del tabaco sabemos que la contienda del humo es una lid perdida, como todas las guerras, pero podrían dejarlo para la próxima legislatura, esperar un poco, un poquiiiiiito más, aguardar al menos a que pase el invierno del desconcierto. Además, desde la victoria de Giorgia Meloni estamos que nos fumamos vivos.
Cien años después
Lo que son las cosas… Dentro de un mes, el 27 de octubre, se cumple un siglo de la Marcha sobre Roma, cuando miles de militantes fascistas se encaminaron hacia la capital italiana para forzar al rey Víctor Manuel III a entregar las riendas del país a Mussolini. Después de cien años exactos, el cansancio, el empobrecimiento, la desilusión, el populismo de soluciones fáciles y la anemia discursiva del progresismo llevan en volandas a la ultraderechista Meloni hacia el palacio Chigi. Italia es una fotocopia de lo que viene sucediendo por doquier.
Mussolini, por cierto, no fumaba.
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