Ágora | David Bondia

Barcelona tiene problemas… y también soluciones

En momentos como estos, a la ciudadanía le gustaría ver propuestas que prioricen la defensa de sus intereses y necesidades, más que la defensa de los intereses y necesidades de los partidos políticos

Contaminación en Barcelona

Contaminación en Barcelona / Quique Garcia

David Bondia

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Faltan ocho meses para el 28 de mayo de 2023, fecha señalada para las elecciones municipales, y poder celebrar así la gran fiesta de la democracia de proximidad. Tenemos por delante una precampaña y campaña electoral, si es que hay alguna diferencia entre ambas, en las que todas las opciones políticas que se presenten intentarán atraer electorado y entrar a formar parte de los diferentes consistorios municipales.

Escucharemos mucho hablar de los problemas que hay en el ámbito municipal. Que Barcelona tiene problemas lo sabemos todas y todos. De limpieza, de convivencia, de seguridad (no solo entendida como seguridad policial, sino también de seguridad vital por la falta de vivienda, la existencia de pobreza alimentaria y energética, la no erradicación de las violencias machistas y LGTBI, las desigualdades entre barrios...), de contaminación, de paro, de precariedad, etc. Muchos problemas. 

Todo esto no es nuevo ni únicamente propio de Barcelona, sino que es inherente a todas las grandes y medianas ciudades de todo el mundo. Dicho esto, del mismo modo que hay problemas, también hay soluciones. Tenemos que buscarlas. Debemos dejar de aceptar las cosas que no se pueden cambiar, y empezar a cambiar las cosas que no podemos aceptar.

Desde la Sindicatura de Greuges de Barcelona entendemos que la campaña para gobernar nuestra ciudad se puede afrontar con dos estrategias muy diferenciadas: una, la más fácil, encendiendo el fuego de los problemas; y, la otra, la más constructiva, alimentando el imaginario de las soluciones. Es decir, se puede actuar con radar, dejándose llevar por las corrientes y las percepciones, o con brújula, sabiendo lo que se quiere y haciendo propuestas para conseguirlo.

En esta campaña, en las propuestas y debates (ojalá hayan), hay líneas rojas que no se deberían cruzar nunca. Una de ellas es negar la garantía y la exigibilidad de los derechos humanos de proximidad, entendidos como las aspiraciones legítimas o necesidades básicas, inherentes a todas las personas que habitan nuestra ciudad, que deben ser cubiertas para garantizar el derecho en una vida digna de ser vivida en el ámbito municipal. Y consustancial a esto, rehuir de cualquier discurso o propuesta que pretenda estigmatizar todavía más a personas y colectivos que viven en situación de vulnerabilidad en nuestra ciudad.

No somos personas ilusas, ni somos inocentes. Sabemos que hay muchos intereses en juego, pero también defendemos que en democracia no todo vale para ganar votos. En momentos como estos, a la ciudadanía le gustaría ver propuestas que prioricen la defensa de sus intereses y necesidades, más que la defensa de los intereses y necesidades de los partidos políticos. Propuestas que vayan más allá de estas elecciones y piensen también en las próximas generaciones. Propuestas que defiendan la garantía de derechos y no el mantenimiento y el otorgamiento de privilegios. Propuestas que nos permitan divisar horizontes alentadores.

La credibilidad de la política municipal exige pensar en estrategias políticas que, más allá de generar polémicas, busquen hacer y fortalecer Barcelona. Estrategias que tengan en cuenta que la fuerza de los distritos y de los barrios está en las personas, entidades, asociaciones y colectivos organizados que hace tiempos que luchan por una ciudad más justa.

¿Por qué hacemos este llamamiento desde la Sindicatura de Greuges de Barcelona? Porque somos una institución apartidista que no da apoyos ni depende de ningún partido político, pero no apolítica. Nuestra política siempre será la defensa de los derechos humanos y también velar por la democracia de proximidad y el buen gobierno.

Nuestra esperanza reside en conseguir que la campaña municipal en Barcelona sea modélica, honesta, donde cada fuerza política defienda sus ideas y estrategias. Donde el debate de las ideologías se haga desde las posibles discrepancias razonadas pero con respeto hacia los otros. Donde el modelo o modelos de ciudad, más allá de destacar los problemas, busquen soluciones para toda la ciudadanía. Donde, en definitiva, gobierne quién gobierne la ciudad, sea finalmente la ciudadanía quien salga reforzada en esta fiesta de la democracia de proximidad.

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