Artículo de Jordi Mercader

Xavier Trias y el efecto mariposa

Su candidatura sería para su partido un acto de pragmatismo y para el candidato un ejercicio de revancha

Entrevista con Xavier Trias

Entrevista con el alcalde de Barcelona, Xavier Trias. / / MÒNICA TUDELA Foto: J. CORTADELLAS

Jordi Mercader

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Xavier Trias se perfila como la mejor opción de Junts para el Ayuntamiento de Barcelona. Trias fue alcalde entre 2011 y 2015, pero ya en 1988 era 'conseller' de Salut y de ahí en adelante recorrió todo el catálogo de cargos disponibles por CDC. Sin embargo, no debería considerarse esta candidatura como una apuesta de Junts por la gerontocracia. El partido de Jordi Turull (y de Laura Borràs, todavía) no confía en ningún otro candidato y, jugando esta carta, de paso, le ofrece a Trias la oportunidad para restablecer su reputación, atacada sin fundamento por el comisario Villarejo. El exalcalde siempre ha creído que sus rivales se valieron de esta calumnia para hacerle perder la alcaldía. Así pues, su candidatura sería para su partido un acto de pragmatismo y para el candidato un ejercicio de revancha. Y, además, no hay que descartar un efecto mariposa en la política catalana.

El éxito de la operación no pasa obligatoriamente por recuperar la alcaldía. Esta hipótesis es altamente improbable, el propio Trias lo asume al avanzar que, de no poder ser alcalde, dimitirá de concejal tan pronto como pueda. Personalmente, más allá de la reparación institucional, aspira a pasar cuentas con Ada Colau, hacer un último servicio a su partido y seguramente, también, abandonar por unos meses la monotonía del jubilado. Todo ello está al alcance de su mano de obtener unos resultados aceptables, cosa relativamente fácil considerando los cinco concejales que dejó Elsa Artadi como herencia de una carrera política desastrosa. Introducir a Junts en la ecuación para elegir alcalde y formar la mayoría de gobierno sería todo un triunfo para Trias. Y la recuperación del protagonismo municipal por parte de Junts aplicando el estilo Trias podría abrir las puertas a otras perspectivas. 

Las perspectivas de igualdad anunciadas por los sondeos permiten presumir diferentes pactos tripartitos para formar la mayoría en el consistorio barcelonés. La irrupciónar de Trias podría ofrecer al PSC la brecha que espera para poder participar de pactos transversales con los soberanistas. El que mantiene con Colau no lo es, de transversal, y el de la Diputación (justamente con Junts) no presenta la trascendencia institucional del Ayuntamiento de Barcelona o del pleno del Parlament. Trias ya ha pedido libertad de movimientos para pactar con quien sea y con quien se precise para sustituir a Colau. De no abrirse los republicanos a la transversalidad, además de perder opciones para gobernar Barcelona, regalarían a Junts una posición valiosa para futuras maniobras. Complementariamente, la aceptación abierta de los socialistas como socios por parte de ERC y Junts restaría centralidad a la CUP, cuyo protagonismo en la última década ha resultado devastador para estos dos partidos y para el país.

El primer gran beneficiado del éxito de Trias sería su partido, especialmente Jordi Turull. El secretario general necesita tiempo para rehacer la oferta electoral e identificar y promocionar a los protagonistas de las sucesivas elecciones, una vez Puigdemont, Sánchez y Artadi han sido amortizados; Borràs lo será (salvo sorpresa monumental) y Rull, como él, tienen por delante una larga inhabilitación. De avalar el electorado el retorno al espíritu de CDC que implica la candidatura de Trias (socialdemócrata, pactista, nacionalista e independentista tibio),Turull podría abrazar sin manías la vieja política convergente, con el nombre que ahora más convenga. 

El ensayo Trias, además de certificar la existencia de un electorado con memoria de los tiempos felices, podría también hacer ver a la dirección de Junts la urgencia de cerrar el paso al interés de ERC por ocupar electoralmente el espacio vacío de la vieja CDC. La consecuencia de todo esto bien podría ser que Turull se animara a repetir jugada con Artur Mas, recuperándolo de la papelera de la historia. El expresidente de la Generalitat, 10 años más joven que Trias, ya dispone del título que lo acredita como “represaliado del estado”, aunque también corre el peligro de ser señalado como responsable de la pérdida de tiempo colectiva que ha supuesto el 'procés'. Veremos cómo se comporta la mariposa y si no acaba todo como el cuento de la lechera.

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