El debate de la reforma horaria

Un pacto que democratice los horarios y el tiempo

Esta semana comienza el foro iberoamericano de políticas del tiempo con representantes políticos y expertos mundiales en el tema. Representa una oportunidad única para una organización horaria más equilibrada

reforma horaria

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Todos hemos utilizado la expresión "no me da la vida" o "no tengo tiempo". La mayoría de la población anhela encontrar un nuevo equilibrio horario que nos permita vivir de forma equilibrada entre trabajo remunerado, tiempo libre, cuidados y descanso.  

Este malestar horario se explica por qué el modelo de organización horaria, diseñado hace en el siglo XIX, no se adapta a la sociedad actual, dificulta encontrar el equilibrio entre vida personal y profesional y además, es poco saludable. Por esto, es urgente avanzar hacía un pacto que democratice el tiempo, que defina las bases para un nuevo equilibrio horario. Hay 6 motivos que lo motivan es urgencia.

1. Afecta a toda la ciudadanía y genera una mejor calidad de vida. La gran mayoría de la población desea más tiempo libre y encontrar un equilibrio horario que les permita vivir mejor y tener más autonomía para disfrutar del tiempo libre.  En América Latina, las mujeres dedican en promedio tres veces más tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. Es necesario encontrar una organización del tiempo más igualitaria, que democratice el tiempo libre, especialmente para mujeres y personas con menos recursos. Solo así se reducirá la pobreza de tiempo y se aumentará el bienestar individual y global. 

2. El tiempo será la batalla de las próximas generaciones. Hemos visto en Estados Unidos la 'Gran Dimisión', el goteo masivo de trabajadores estadounidenses que han dicho adiós a sus trabajos, voluntariamente, desde que se inició la recuperación pospandémica. En otros sitios del mundo, muchas personas trabajadoras, especialmente la generación más joven y formada, dice "basta" a esta organización horaria actual. 

3. No se trata de no trabajar, sino de buscar un equilibrio entre vida y trabajo, como ya reconoce la Guía de la Ordenación del Tiempo de Trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (2019) para tener un "trabajo decente". Un tiempo de trabajo más equilibrado permitirá aumentar la eficiencia individual y empresarial y al mismo tiempo, la satisfacción de la persona trabajadora. Una sociedad que garantiza el derecho al tiempo funciona mejor y posibilita que se desarrolle más talento e innovación.

4. Mejora nuestra salud física y mental. La cultura y organización del tiempo actual no permite un descanso apropiado y afecta a nuestra salud física y mental. Vivir sin tener en cuenta nuestros ritmos circadianos altera nuestro estado de ánimo, produce más obesidad, más riesgo de cáncer y enfermedades cardiovasculares. Si queremos tener mejor salud, necesitamos una organización horaria que responda a estos criterios, especialmente al definir horarios escolares y laborales. 

5. Da respuesta a la crisis climática y democrática. Una nueva organización de tiempo va directamente relacionada con la apuesta por las políticas de proximidad, sostenibilidad y digitalización, que permitirán ahorrar desplazamientos innecesarios y emisiones de CO2 y fortalecer la comunidad. Si queremos mayor participación ciudadana y aumentar la calidad de la democracia, necesitamos poner en valor y democratizar el acceso al tiempo libre. Si la sociedad no dispone de tiempo libre, es imposible que participen en la vida comunitaria y democrática de manera continuada.

6. Constituye la base de nuevas políticas públicas. Desde el establecimiento del huso horario adecuado, así como de los horarios laborales y escolares, debemos reflexionar sobre la regulación de la sociedad de 24 horas a través de políticas públicas multinivel que promuevan el bienestar de la población a través de acciones basadas en la evidencia y avancen hacía el derecho al tiempo.

El pacto del tiempo es el instrumento que, a través del diálogo en que todas las partes implicadas (ciudadanía, instituciones, empresas, agentes sociales y ciencia) elaboran un nuevo consenso. Ciudades como Barcelona, Bogotá, Montevideo y Estrasburgo son conocidas por sus políticas del tiempo, y marcan el ejemplo a seguir.  

Con el objetivo de sensibilizar a la población y crear un espacio de intercambio de políticas del tiempo, esta semana se ha celebrado la primera Semana Iberoamericana de los Horarios y Tiempo, en la que han intervenido más de 50 personas expertas mundiales. Esperemos que sea la semilla de los pactos del tiempo en Latinoamérica, para garantizar el derecho al tiempo a toda la ciudadanía. 

Diego Golombek: Divulgador científico argentino. Profesor de la Universidad de San Andrés y Quilmes.

Ana María Tribin: Economista. Especialista en políticas públicas del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo

Marta Junqué: Politóloga. Co-coordinadora de la Barcelona Time Use Initiative for a Healthy Society