Artículo de Sergi Sol

Si escupes al cielo

Quiso Junts lanzar un órdago a los republicanos y se ha metido de lleno en un avispero

Pere Aragonès y Jordi Puigneró, a su llegada a la reunión semanal del Govern.

Pere Aragonès y Jordi Puigneró, a su llegada a la reunión semanal del Govern. / EFE / MARTA PÉREZ

Sergi Sol

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En menudo follón se ha metido Junts explotando la frustración a cuenta de prometer para mañana el Reino de los Cielos. Lo que hace unos años era ilusión desbordante en las calles, hoy es una presencia menguante y crispada. Nueve de cada 10 de los que en 2018 salieron a la calle se quedaron en casa en esta última Diada.

El dato debería llevar aparejada una profunda reflexión. Y, en lugar de eso, se insiste en una huida hacia delante de la que solo sacan tajada los extremos.

Cuando el 'president' Aragonès anunció su ausencia en la manifestación, su vicepresidente Puigneró se apresuró a anunciar con entusiasmo su adhesión. Una reacción táctica, sin otro objetivo que afear la decisión a Aragonès y desgastarlo. 

Vieron ahí una oportunidad para meter con ahínco el dedo en el ojo de los republicanos y convertir la Diada en una protesta contra los de un Junqueras que tampoco asistió. Cabe recordar que el año pasado, tras cuatro años de cárcel, Junqueras fue increpado por grupitos de fanáticos. Incluido algún amago de agresión. 

La estrategia de Junts (y Waterloo) no es otra que el cuerpo a cuerpo fratricida, aliñado de una retórica exaltada que, por cierto, para nada se acompasa con los hechos. Solo hay que recordar el episodio protagonizado por el diputado Cuevillas en la Mesa del Parlament. Huyó despavorido al primer atisbo de peligro. De lo más vergonzante. Luego fue el turno de la presidenta Borràs en el episodio del cupaire Pau Juvillà, más de lo mismo.

Quiso Junts lanzar un órdago a los republicanos y se ha metido de lleno en un avispero. La controversia ha dado alas al sector más revoltoso, ese que flirtea con la idea de una candidatura electoral con la ANC. 

Y ahora los 'true patriots' exigen salir del Govern. Lo que pone de nuevo a prueba las costuras de los posconvergentes y acentúa las contradicciones internas. Además de proyectar caos.

Puigneró desafió la ley de la gravedad, olvidando que si escupes al cielo te va a caer en la cara. El órdago se ha vuelto un bumerán.

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