UN SOFÁ EN EL CÉSPED

De la cerveza a la horchata

Memphis se dirige al corner ante más de 85.000 aficionados congregados en el Camp Nou durante el partido de liga entre el FC Barcelona y el Elche.

Memphis se dirige al corner ante más de 85.000 aficionados congregados en el Camp Nou durante el partido de liga entre el FC Barcelona y el Elche. / JORDI COTRINA

Josep Maria Fonalleras

Josep Maria Fonalleras

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Gonzalo Suárez, el cineasta y escritor de culto que acaba de sacar un nuevo libro de relatos ("El cementerio azul") fue, en su juventud, analista del Inter de Helenio Herrera. Iba por Europa escribiendo informes y se los pasaba al "mago", que era nada más y nada menos que la pareja de su madre. "De ahí viene mi obsesión por mezclar literatura con todo".

En las entrevistas que ha concedido para promocionar los cuentos habla del fútbol y la muerte, en la que trata de no pensar demasiado, "aunque es inevitable: la muerte piensa en ti". La muerte pensó hace unos días en Javier Marías, el magnífico novelista que también amaba el cine y la literatura y, por supuesto, el fútbol.

En la colección de artículos "Salvajes y sentimentales", escribió la frase más famosa de su trayectoria como comentarista deportivo: "El fútbol es la recuperación semanal de la infancia, una mezcla de sentimentalidad y salvajismo, una escuela de comportamiento y nostalgia, y la escenificación de la épica al alcance de todo el mundo".

La patria de la infancia

Dudo que se haya escrito una reflexión más acertada sobre este deporte, sobre todo en lo referente a la infancia, esa patria que quizás nunca quisimos o debimos abandonar y que se nos aparece de nuevo cada semana (o más a menudo, en los tiempos que vivimos) cuando empieza un partido. Dejamos atrás las finanzas y los entresijos que nos agrietan la esperanza (como la pretensión de Tebas de controlar el periodismo bajo unas normas antediluvianas) y nos centramos en el centro del campo, en el pitido inicial que no es un silbato sino una invocación de retorno a nuestras esencias más íntimas. 

Suárez y Marías (que era del Real Madrid y por eso habla de una "escenificación de la épica" a la que están acostumbrados los merengues) entienden el fútbol, los dos, como un terreno de ficción, por eso nos puede retrotraer al pasado, y el cineasta añade: "En literatura y cine, se parte de unas reglas e improvisas. Nunca sé lo que voy a escribir cuando empiezo, pero las palabras me llevan. En cuanto al deporte, no sabes a qué juegas; va surgiendo".

Eso le pasó al Barça ante el Elche. Fue surgiendo. Después de haber asistido a un máster de experiencia, solidez y efectividad en Múnich (como alumno aventajado, pero lejos aún de la maestría de los bávaros) se encontró casi sin quererlo con un partido de parvulario, es decir, sin tensión, sin apenas oposición (con todo el respeto para los ilicitanos), sin pedigrí.

Trámite administrativo

De la cerveza a la horchata. Si además de enfrentarte al colista, va y les expulsan al defensa central y si además el árbitro no expulsa (podría haberlo hecho) a un intrépido (quizás demasiado) Kessié, bueno pues la cosa se convierte en un trámite administrativo con certificado de garantía expedido por Balde y por el polaco de siempre. Ni hubo ni épica ni escenificación, pero sí que fue surgiendo eso que nunca sabes cómo surgirá en un terreno de juego. El retorno a la infancia, para qué negarlo, a veces es un viaje al aburrimiento. 

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